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Las tasas de natalidad están cayendo en el mundo y existe un enconado debate sobre si eso es bueno o malo. Los que creen que la disminución de las tasas de natalidad es algo bueno lo ven desde una errónea perspectiva medioambiental y están instando a la gente a tener menos hijos por el supuesto bien del planeta. Otros creen que la sobrepoblación no es un problema agudo,;porque las tasas de natalidad ya de por sí están disminuyendo y piensan que una población más pequeña podría tener graves consecuencias económicas y sociales. (Preocuparse por la superpoblación es absurdo)
Preocuparse por la superpoblación es absurdo
La presión antinatalista
Es habitual últimamente oir frases como:;“No puedo pensar en un mejor regalo para nuestro planeta que disminuir el número de seres humanos que puedan destruirlo”; o afirman que el mundo está “demasiado poblado”. Más de un tercio de los millennials se preocupan por el efecto ambiental de tener hijos, y cuestionan la ética de tener más hijos. La progresiva enseñanza ideológica sectaria está haciendo estragos en nuestra juventud.
Algunos antinatalistas incluso piden la acción del gobierno para hacer que las tasas de natalidad caigan aún más rápido de lo que ya lo hacen. Muchos ambientalistas prominentes apoyan las sanciones fiscales u otros castigos impuestos por el estado por tener «demasiados» hijos. Sarah Conly, de Bowdoin College, escribió recientemente un libro en el que aboga por una política de “un solo hijo”; al modo totalitario chino que la propia China ha abandonado por los innumerables problemas;que creó semejante política e incluso por la disminución poblacional que estaba provocando.
Estos grupos neoambientalistas planetarios ven una disminución de la población como una necesidad urgente,;principalmente porque cree que el crecimiento de la población conduce al agotamiento de los recursos.
Preocuparse por la superpoblación es absurdo
Por qué la caída de las tasas de natalidad no es algo para celebrar
Pero una nueva investigación inspirada en la famosa apuesta entre el economista Julian Simon y el biólogo Paul Erhlich ha encontrado todo lo contrario. Considere la cantidad de horas que necesita trabajar un trabajador típico para ganar suficiente dinero para su compra de productos básicos:;el «precio del tiempo» de esos artículos, por así decirlo.
El “Índice de Abundancia de Simon” publicado recientemente encontró que por cada aumento del 1 por ciento en la población mundial,;el precio promedio del tiempo de trabajo necesario de 50 productos básicos de uso común disminuyó en un 0,934 por ciento. Dicho de otra manera, por cada aumento del 1% en la población, el costo de los productos básicos se ha reducido en casi un 1%. Cada niño que nace hoy eventualmente crece para hacer que los recursos sean menos escasos,;en promedio, al contribuir a la innovación y la economía global. Sigue siendo verdad el famoso refrán de que “cada niño viene con una hogaza de pan bajo el brazo”. Entonces, preocuparse por la superpoblación tiene poco sentido.
Preocuparse por la superpoblación es absurdo
Las causas de la bajada en las tasas de natalidad
Además, las tasas de fertilidad ya están cayendo. En los países en desarrollo, la disminución de las tasas de fecundidad se debe a un menor número de muertes infantiles,;de niños y jóvenes, lo que permite que se necesiten tamaños de familia más grandes. Más mujeres en la fuerza laboral también dan como resultado tasas de natalidad más bajas.
En los países desarrollados, las expectativas de crianza sociales y culturales poco realistas están haciendo que la maternidad;sea más onerosa que para las generaciones anteriores. El economista Bryan Caplan, por ejemplo, ha argüido que los padres sobreestiman el trabajo necesario;para ser padres exitosos y tienen menos hijos de los que tendrían como resultado de ese concepto erróneo.
Por otro lado, una vida consumista y hedónica favorece a la baja el natalicio;debido a la egoncentría de los padres que quieren una vida libre de las exigencias de la paternidad.
Preocuparse por la superpoblación es absurdo
Por qué son buenas las grandes poblaciones
Sin embargo, la caída de las tasas de fertilidad podría tener consecuencias económicas muy negativas a medida;que los países se tengan que enfrentar al envejecimiento y la población activa para sostener la sociedad del bienestar se reduzca. Por otro lado, con menos personas para innovar, el ritmo del progreso se ralentizaría.
“Además de más mano de obra, una población en crecimiento produce más ideas. Más ideas conducen a más innovaciones, y más innovaciones mejoran la productividad. Finalmente, una mayor productividad se traduce en mejores estándares de vida”. La sociedad necesita poblaciones extensas para conseguir el escaso número de individuos que genera, capaces de inventar y ser generadores de ideas de progreso.
Y cuantas más personas nuevas en el mundo se involucren en el intercambio cooperativo, y pongan su mente en resolver problemas mejor estaremos todos. El orden extenso del que hablaba Hajek que nos ha traído hasta aqui;necesita de poblaciones extensas para generar riqueza y progreso, en bien de todos.
“La civilización descansa en el hecho de que todos nos beneficiamos de un conocimiento que no poseemos. […] Y una de las maneras en que la civilización nos ayuda a superar esa limitación en la extensión del conocimiento individual;consiste en superar la ignorancia no mediante la adquisición de un mayor conocimiento, sino mediante la utilización del conocimiento que ya existe ampliamente disperso”. Y para conseguir un conocimiento ampliamente disperso se necesitan grandes poblaciones.
Como dijo a su vez. Julian Simon, los seres humanos son realmente el recurso supremo y la generación de recursos;y su optimización para conseguir los bienes necesarios a menor coste requieren del concurso de grandes poblaciones; económicamente es un asunto de economías de escala crecientes.
Independientemente de los problemas que enfrentemos en el futuro, será el ingenio humano el que deberá y estará,;como siempre lo estuvo, a la altura de las circunstancias.
En mi humilde opinión, el progreso se alcanzó cuando rebasamos un umbral poblacional que logró, dentro de la limitación porcentual de individuos pensantes;– ideantes- que aparecen sobre el total la cantidad de ellos necesaria para obtener una cierta exhuberancia en la generación de ideas organizativas y tecnológicas;que nos permitió un bienestar económico y social que no habían conseguido las sociedades infrapobladas de la antigüedad. De hecho, a las grandes hecatombes que diezmaban antaño las poblaciones seguían períodos de estancamiento económico hasta;que se superaba el umbral poblacional necesario para volver a generar riqueza y bienestar.
(FiN) Preocuparse por la superpoblación es absurdo
FiN