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Covid – La política usa la ciencia como blindaje

13/12/2021

Escritor Español Petrusvil

Poeta, escritor, divulgador y analista.
Tiempo de lectura 10 minutos.
Covid - La política usa la ciencia como blindaje

Tabla de contenidos

«La Ciencia» ya se usaba mucho antes de 2020 como una potente fuente de autoridad conferida para los políticos. Sin embargo, si bien el método científico es una herramienta poderosa para que la humanidad avance, la creencia de que solo ella puede guiarnos es un claro ejemplo de «cientificismo«. Los políticos SIEMPRE toman decisiones políticas, jamás científicas por mucho que se puedan asesorar en la ciencia para tomarlas. ( Covid – La política usa la ciencia como blindaje )

No es ciencia es política

El cientificismo es, en palabras del intelectual público Scott Masson, «la creencia de que los juicios morales o evaluativos son meramente subjetivos y que solo las ciencias ‘duras’—pensemos en la física, la química o la biología— proporcionan conocimiento objetivo legítimo”.

Las acciones y decisiones que muchos han tomado durante la pandemia de COVID-19 reflejan la excusa cientificista en unas decisiones ;que son puramente políticas por mucho que nos las hayan vendido de científicas.

El cientificismo libera a los políticos de la responsabilidad en sus decisiones. Realmente no tomaron una decisión, simplemente «seguían la ciencia”, eso decían. Lo hemos oido por activa y pasiva a casi todos los políticos mundiales excusando sus decisiones totalitarias en la Covid.

Como credo científico, «seguir la ciencia» no solo salva la responsabilidad de los líderes políticos como tomadores de decisiones sino que,; también, sodomiza a la ciencia que al travestirse en instrumento de la política pierde su naturaleza objetiva,;y que, de por sí, rara vez y quizás jamás, ofrece las conclusiones claras y políticamente útiles que los políticos desearían.

El «Método Científico» se mueve de una manera rigurosa y refutable hacia resultados que pueden o no alinearse con una hipótesis determinada; mientras que el «Método del Adorador Cientista” que usan los políticos «primero construye un modelo;y luego solo toma o usa los datos que lo confirman”.

Lo cierto es que en política decir que se «sigue a la ciencia» es jugar más al dogmatismo que al objetivismo en las decisiones. Cuanto menos hace inflexible y contumaz a la política, la encierra dentro de sus fronteras y;esconde la amplitud de miras de Estadista que debe tener un político. «Seguir la Ciencia» puede, a menudo, orientar las políticas públicas a totalitarismos cientifistas, frente a otras consideraciones morales como “el mal menor” que,;sin ir más lejos, no se ha usado en la respuesta a la COVID-19, por ejemplo. Esa actitud dogmática no ha tenido en consideración las consecuencias como problemas de salud o trastornos económicos posteriormente ocasionados por dichas políticas – verbigracia, Confinamientos-.

Covid – La política usa la ciencia como blindaje

Una extensa relación de incientismos políticos:

Mascarillas

En el caso de la imposición de las mascarillas se ha tenido más en cuenta la ciencia del comportamiento;que buscaba “alarmar” y someter a la población para un mejor control descartando a la ciencia biológica que,;inicialmente, desmentía la utilidad de “enmascararse” para evitar supuestos contagios. La OMS aquí cambió de postura no obligando en primera instancia para terminar obligando bajo la fuerte presión de los políticos. Aquí se ve con toda claridad como la política ha utilizado a la ciencia a su conveniencia.

Todo esto sin contar la presión ejercida por la empresas de mascarillas, las empresas de pruebas médicas (PCR y test de antígenos); o las empresas farmacéuticas – que corrieron para ser las primeras en encontrar una vacuna-. En estos tres casos se ve claramente como se adapta el mensaje de la ciencia para contentar al beneficio económico y como,;el político, accede a ello no sólo para blindarse ante las consecuencia posibles sino para establecer;un sistema de control sobre la población que contribuya a la aceptación de sus políticas totalitarias.

En cuanto a las mascarillas, a medida que la producción de máscaras aumentó en mundo,;las autoridades de salud pública cambiaron su tono y su recomendación. Las mascarillas y los bloqueos no eran políticas al uso de los epidemiólogos, antaño defensores de la inmunidad de rebaño,;sino que, ambas medidas, fueron impuestas por los políticos y “científicamente” apoyadas por los epidemiólogos en una suerte de cambio de postura obligado.
https://japalpilpa.com/todos-los-estudios-de-ineficacia-de-las-mascarillas-y-sus-efectos-nocivos/

«Cuando se trata del punto de ciertas intervenciones que son una especie de débil apoyo,;y si se vuelve atrás y mira todo lo que se publicaba antes de 2020, y luego se leen las cosas que se publicaron más tarde en 2020;viendo los cambios de “opinión” tanto en lo que respecta a las mascarillas como con los bloqueos cuya capacidad;para detener la propagación pasó de ser cuestionada a ser apoyada —bloqueos que a largo plazo tienen más daños colaterales, ciertamente devastadores,;que los beneficios obtenidos—y otro tipo de cosas. Y luego te das cuenta de lo politizada que se ha vuelto la ciencia»,

Steven Templeton, inmunólogo y profesor de la Universidad de Indiana anteriormente miembro del CDC

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Ponerles mascarillas a los niños

Una de las cuestiones más politizadas es el enmascaramiento de los niños pequeños. Si bien los defensores han argumentado que los niños podrían ser los principales transmisores de la COVD-19,;los opositores han argumentado que los niños no son los principales vectores de la enfermedad ni vulnerables a enfermedades graves o la muerte; y también han señalado los riesgos fisiológicos, psicológicos y de desarrollo de enmascarar a los niños pequeños.

Curiosamente “defensores” y “opositores” son científicos. Esta es otra incongruencia más en esta sociedad colaborativa que han establecido los científicos con los políticos. Si a un político le das dos opciones contrapuestas ¿cuál elige? Por supuesto, la que le cubra mejor las espaldas, no la mejor ni la menos mala para los niños. Cuestión aparte sería discutir por qué la ciencia puede ser tan ambigua en ciertas situaciones; que bien podría ser porque es una cuestión de “incentivos” más que científica: De voluntades compradas.

Sin embargo, en muchos colegios, «seguir la ciencia» les ha llevado a enmascarar a los tiernos infantes tanto en lugares interiores;– ventilados al helado frío exterior que propende a resfriados o pulmonías- o al aire libre – situación hipercontagiosa por lo que se ve-. A excepción de cuando comen, beben o tocan un instrumento musical de viento –;que también serían situaciones “hipercontagiantes”- pero claro es imposible comer, o soplar, con la mascarilla puesta. Todo este galimatías sería hilarante si no fuera tan triste.

En casos como estos, lo de «seguir la ciencia» toma un cariz de teatrerismo político.

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Vacunas

Para la ciencia las vacunas no eran necesarias salvo en enfermedades con alta tasa de mortalidad;o para grupos de riesgo como las personas mayores con la gripe; y no este no era el caso de la covid que con un Infection Fatality Rate (IFR) para la población general del 0,23%; y para el grupo de riesgo (mayores de 70 años) es del 4,1%. Así que, a lo sumo, habría que haber vacunado al grupo de riesgo siempre que los beneficios fueran superiores a los riesgos,;cosa no demostrada puesto que desconocemos los efectos secundarios a medio y largo plazo. La única explicación para que se haya decidido vacunar a todo el mundo es la colusión entre políticos;y farmacéuticas, unos por cubrirse las espaldas y los otros por enriquecerse. ¡Nada científico, ya ven!: De verdad se necesitaban las vacunas covid.

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Vacunar a los niños

Vacunar a los niños que ni son transmisores ni enferman más allá de un simple resfriado y para quienes la tasa de letalidad prácticamente nula no tiene ningún sentido científico.

Un desastre sin paliativos para los niños, los efectos adversos de estos inoculables serán muy diversos y se producirán en varias etapas, a corto, medio y largo plazo. Se les alterará la inmunidad innata, con falta de eficiencia del sistema inmune frente a las infecciones y con propensión al desarrollo de enfermedades autoinmunes. Entre los efectos más inmediatos se producirán afectaciones cardiacas del tipo de la miocarditis y neurológicas diversas así como trombosis y hemorragias pero, desgraciadamente, observaremos también en niños pequeños el síndrome inflamatorio multisistémico, un tipo de proceso inflamatorio grave que puede ser mortal. Y a largo plazo observaremos deterioro cognitivo aumentado e infertilidad.

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La variante Omicron para promover las siguientes dosis de vacuna

La variante omicrónica de la COVID-19 aún no ha causado un aumento en casos graves de COVID-19. Sin embargo, tan pronto como la nueva cepa llegó a los titulares internacionales, los gobiernos de todo el mundo estaban listos para «seguir la Ciencia», o al menos tomar algún tipo de acción en su nombre.

Muchos países han prohibido viajar a Sudáfrica, donde se detectó por primera vez Omicron. Japón, mientras tanto, prohibió la entrada de todos los extranjeros. ¡Nada científico otra vez y un mucho de histérico! Hasta Pfizer se apuntó al carro diciendo que había adaptado su vacuna a la nueva variante y declarando: «Creemos que necesitaremos una cuarta dosis.” ¡Esto es correr y no lo de ‎Usain Bolt! Hasta la fecha, Omicron no parece haber causado una sola muerte verificable: Omicron, una variante con prisas.

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Más ejemplos de las consecuencias de “seguir a la ciencia”

Abundan otros ejemplos. Por ejemplo, si bien los datos muestran que los individuos vacunados son significativamente menos propensos a morir de COVID-19 que los no vacunados – cosa que está por ver si, como parece, están aumentando más los vacunados que los no vacunados hospitalizados y no se sabe si a medio plazo a los vacunados se les deteriore sus sistema inmunológico- «seguir la ciencia» a conclusiones precipitadas puede excluir prematuramente o minimizar las preocupaciones serias sobre la seguridad de la vacuna, particularmente en relación con la inflamación cardíaca u otras enfermedades cardiovasculares.

  • En septiembre, en un testimonio ante la FDA en su evaluación del refuerzo de Pfizer, el empresario Steve Kirsch dijo que las vacunas de Pfizer matan a más personas de las que salvan, citando datos del Sistema de Informes de Eventos Adversos de Vacunas (VAERS), entre otra información: Las vacunas más letales en la historia de la medicina

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  • Si bien el Estado de Nueva York y la Ciudad de Nueva York han seguido políticas de línea dura incluido los pasaportes de vacuna “siguiendo la ciencia”, el estado de Florida ha bloqueado los mandatos y ha priorizado la elección individual “siguiendo también la ciencia”. ¿Me pueden decir Udes. qué ciencia es mejor, la de NY o la de Florida o la de Texas cancelando los bloqueos anteriormente? Hoy en día, las tasas de casos en Florida son más bajas que en el estado de Nueva York, y las de Texas bajaron en relación a los otros estados que mantuvieron el lockdown. ¡Qué cosas, oiga!
  • En España de diecisiete CCAA, ocho aplican pasaporte covid y el resto no. ¿Quienes siguen la ciencia estas ocho o las otras? ¿Qué ciencia es mejor? ¡Patético!: Expertos españoles: El pasaporte Covid es ineficaz
  • En otras partes del mundo, «seguir la ciencia», a menudo a pesar de otras pruebas científicas, está llevando a políticas hiperdraconianas. Hay algún atisbo de ciencia en excluir a los no vacunados el acceso a las tiendas de comestibles, como han hecho en Nueva Brunswick – Canadá- violando el derecho humano básico a la alimentación articulado en el artículo 25 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, así como en el artículo 11 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales.
  • Austria – “siguiendo escrupulosamente la ciencia”- enclaustra sólo a los no vacunados, y prepara una ley de vacunación obligatoria con multas y medidas penales para los invacunados que lo incumplan para enero de 2022. ¿Hay algún atisbo de ciencia en instaurar un pasaporte Covid que limite la movilidad y el acceso a ciertos tipo servicios de los invacunados? Hacer esto con personas sanas no es ciencia, son políticas nazis: Austria prepara un inconstitucional «holocausto» de invacunados

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Conclusión

Pero ¡todo sea por seguir la ciencia! En cualquier caso, «La Ciencia» nos exigirá cada día mayores sacrificios a todos y, con ellos, los políticos seguirán con sus espaldas bien cubiertas a pesar de tanto fracaso como vayan acumulando. ¡Porque “siguen la ciencia”, amigos míos!

La buena ciencia puede y debe informar ayudándonos a establecer nuestros juicios, así como los de los políticos. Pero los gestos irreflexivos y dogmatizantes hacia «La Ciencia» del cientismo político no nos protegen de la responsabilidad, ni a ellos ni a nosotros por hacerles caso. Aunque, como señala Jeffrey A. Tucker del Brownstone Institute, las banalidades burocráticas que imponen nuestros “nuevos consensos cientificos” eluden cualquier culpa por sus fracasos continuados y por muy evidentes que sean.

(FiN) Covid – La política usa la ciencia como blindaje

FiN

Covid: La verdad sólo la verdad y nada más que la verdad