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- El fin de la libertad de expresión en occidente
- (FiN) El fin de la libertad de expresión en occidente
Era un debate que ya se creía resuelto. En Occidente se había afirmado que la libertad de expresión era una condición inseparable de la democracia e imprescindible para ella. Y los Estados occidentales se habían comprometido a no violarla nunca más. Pero Occidente avanza por el camino de la censura. Hay muchas cosas que no pueden ser dichas, casi todas. ( El fin de la libertad de expresión en occidente)
El fin de la libertad de expresión en occidente
La propaganda como asalto a la libertad de expresión
La libertad de expresión fue una característica de Occidente desde el siglo XVIII. Fue el basamento sobre el cual se construyó el sistema político que respaldaron las clases medias: la democracia. Se fundamentaba en el principio según el cual la voluntad general surgiría del debate entre las opiniones más diversas. Esa libertad y la variedad de ideas que originaba era como una fuente de mejora de la convivencia en común. Un eficiente mecanismo de resolución de conflictos por la vía pacífica.
Desafortunadamente ocurrío, a principios del siglo XX, cuando Occidente se vio sumido en la I Guerra Mundial, que los británicos y luego los estadounidenses no dudaron en utilizar medios modernos de propaganda no sólo contra sus enemigos sino también dirigidos hacia sus propios compatriotas. Los gobiernos supuestamente democráticos pergeñaron programas destinados a engañar a sus conciudadanos sobre aspectos claves o incluso ……….de la guerra.
Al final de aquella guerra, los británicos enorgullecían de su éxito, y empezaron a pensar que la propaganda también les podría ser útil en tiempo de paz. Sin embargo esa paz duró poco más de un decenio. Así que, con el inicio de la Segunda Guerra Mundial, se volvió a dar de lado a la democracia y la libertad de expresión y se reactivó la propaganda, los primeros fueron Italia y Alemania y finalmente todo Occidente.
Durante los 75 años posteriores los gobiernos de Occidente juran y perjuran que defienden los «valores democráticos» y que ya no usan la propaganda interna.
El fin de la libertad de expresión en occidente
La escalada censora contra la libertad de expresión de los últimos años
Lo cierto es que en los últimos años se ha producido una escalada censora contra la libertad de expresión en Occidente. Casi todas las redes sociales, principalmente Facebook y Twitter, han aplicado la censura contra gobiernos e incluso contra un presidente estadounidenses en funciones. En el caso de EE.UU., al hacerlo, no estaban violando la Constitución. Ya que esta garantiza la libertad de expresión únicamente frente a los abusos del poder político no de las corporaciones. La connivencia entre el poder político y las HighTech han dado otra dimensión a la propaganda y a la censura mundializándolas. Nada escapa a un poder tan omnímodo de cancelación del disidente.
Los intelectuales y los mass media percibieron que un cambio brusco de régimen económico y político ya estaba en marcha. Y en los últimos años, ambos, se han convertido en fieles repetidores de la propaganda del poder, ya sea este ideológico, financiero o político. Han abandonando así su función crítica y anunciadora de los desmanes totalitaristas tanto de lo público (gobiernos y entes supranacionales) como de lo privado (corporaciones). Y desengáñense que estos pilares de la libertad de expresión de antaño ya se han puesto del lado del poder.
A principios de la década de 2010 se notó un aumento de los esfuerzos para manipular la información de manera que se ocultara parte de la misma. Esto fue particularmente cierto entre las compañías farmacéuticas que contrataron a grandes empresas de relaciones públicas para evitar que sus oscuras y tétricas historias vieran la luz.
Pero, definitivamente, la práctica de informar sesgadamente despegó entre 2015 y 2016, con Donald Trump. Con Trump ya se organizó una campaña a través de los medios para desinformar desde el sesgo ideológico y socavar esa figura política que inoportunamennte se había interpuesto en los planes globalistas de los Demócratas.
Fake News y FactCheking
Así hace 6 años que nos hablan constantemente de las fake news, o sea de la información sesgada. Nos repiten que es necesario controlar lo que la gente dice o escribe. Ese discurso establece una diferencia oficialista entre quienes están “del lado de la verdad” y quienes supuestamente dicen y escriben cosas “equivocadas”. Ese discurso niega el principio de la igualdad democrática de todos.
El censor toma ahora la forma de empresas Factcheking que descalifica al que opina distinto estableciendo su criterio propio para calificar lo que es falso y lo que es verdadero. Son creadas con el propósito de distribuir narrativas oficiales que, supuestamente, son ‘certificadas’ por el verificador, censurando como ‘falso’ lo que no se ajuste al relato. Más allá aun, se usan como fijadores de lo “verdadero” partiendo de los contenidos ideológicos oficialistas para ayudar al censor de turno a ejecutar la muerte mediática y pública de todo aquel que no comulgue con esos postulados.
Son las corporacionesHighTech y los Factchequing los instrumentos colaboricionistas de los Estados que establecen el discurso ideológica-político correcto, «moralmente sano» y de carácter unicista e irrebatible: Es decir el dogma.
El fin de la libertad de expresión en occidente
La propaganda que no cesa: Covid y la guerra ucranio-rusa
Durante la Covid la explosión propagandística ha alcanzado niveles nunca vistos. Un entorno realmente peligroso tomó posesión de la «verdad científica» la ocultó en parte e impidió que los científicos que tenían información y opiniones valiosas ejercieran su labor de divulgación crítica. Los funcionarios de salud pública, los gobiernos y las farmacéuticas junto con organismos autorizantes como la FDA americana o la EMA (Agencia Europea de Medicamentos) están fuertemente involucrados en toda esta falsedad pública. Eso sin olvidar a la OMS que cambió la definición de pandemia y pilotó las decisiones de los funcionarios de salud pública y los médicos.
Con la Covid se ha orquestado un proceso de formación de masas y el uso de la psicología de masas y técnicas de psicología conductista para instigar a las personas a encerrarse, ponerse mascarillas y vacunarse mediante la inducción de un miedo cerval.
Después de la Covid vino la Guerra Ucraniorusa. Los anglosajones, la OTAN y la manipulable Europa metidos hasta el cuello en la trampa de Tucídides, desataron la guerra civil en Ucrania y crearon la situación límite que obligó a Rusia a intervenir. Para, por un lado, poner fin a la guerra civil soterrada entre los ucranianos y las minorías rusas del este. Y para poner fin al avance de la OTAN hasta su propia frontera, por el otro. El gobierno ucraniano ha estado favoreciendo tácticas de genocidio contra lo ucranio-rusos por parte batallones ucranio-nazis y estaba apunto de invadir militarmente las provincias del este.
La trampa de Tucídides es una teoría que explica la relación entre una potencia hegemónica en declive y otra en ascenso. Según este planteamiento, la tensión entre ambas potencias puede conducirlas a una guerra hegemónica en la que la gran potencia venza y asegure su primacía, o pierda y sea reemplazada por la potencia en ascenso. El concepto fue creado por el politólogo estadounidense Graham Allison en 2015 para analizar la competición entre Estados Unidos y China, que, según Allison, corren el riesgo de llegar a ese escenario.
La teoría se inspiró en la Historia de las Guerras del Peloponeso de Tucídides, historiador griego del siglo V a. C. En su libro, Tucídides narra cómo Esparta, la ciudad-Estado griega más poderosa del momento, vio amenazado su poder por el rápido ascenso de Atenas, que aspiraba a convertirse en la potencia hegemónica. El temor a que el poder ateniense siguiera creciendo llevó a Esparta a declarar la guerra contra Atenas. Los atenienses perdieron la resultante guerra del Peloponeso (431-404 a. C.), poniendo fin a su ascenso.
Pongan a Esparta o a Atenas, como quieran, una en los países del Pacto de la OTAN y la otra de Rusia y China.
Poco a poco, Occidente va implicándose más y mas en la guerra –en el sentido militar– contra Rusia. Y, en el sentido económico, contra Rusia y China. Han sido desmentidos todos los principios que decían no era posible guerrear contra potencias con las que se mantenían intensos intercambios económicos. Al igual que durante las dos guerras mundiales, el mundo se ve dividido en dos bloques, que se alejan cada vez más uno del otro. La propaganda, tanto de los países de la OTAN como de Rusia están funcionando ahora a pleno rendimiento.
Todo lo que está sucediendo supondrá el fin definitivo de la libertad de expresión en occidente y la instauración de un odio cerril al que opina distinto. Y una política internacional de bloques contra bloques, de conflictos y guerras (salvo en los 4 años que Trump estuvo en el poder). Llevamos más de diez años sometidos a un muro de propagandas y mentiras que está destrozando la democracia mediante la mordaza a la libertad de expresión enriquecedora y generadora del necesario debate que coadyuva a resolver los conflictos por la vía pacífica.
La idea de que “hay cosas que no pueden decirse” ya está incrustada en las mentes.
(FiN) El fin de la libertad de expresión en occidente
FiN
III Guerra Mundial Asimétrica: Las élites contra el pueblo