Menú
El Cristo woke de Sevilla
El sevillano perplejo
Cuando el Consejo de Hermandades y Cofradías hizo público el cartel de este año, fui uno de los críticos con el mismo, pues no me lo explicaba… No dudo que pueda ser una obra pictórica estupenda (no entro ahí), pero no era un cartel de la Semana Santa de Sevilla. No plasma ningún atributo de la ciudad, sus hermandades, o sus imágenes (salvo las dos pinceladas que podrían incluso ofender más que homenajear).
Puede ser hasta, si quieres, un cartel “genérico” de Semana Santa, por su interpretación de una imagen de Cristo (o algo así…), pero estaba claro que no era un cartel de Semana Santa de Sevilla. Y, como decía, no me lo explicaba.
Los señores del Consejo son cofrades de mucho, conocedores de la ciudad, sus costumbres, sus hermandades… ¿A qué venía esto? Quise incluso explicármelo pensando que había sido una decisión “cobarde”, aunque pudiera parecer lo contrario, pues pensé que no habían tenido cojones de decir “no” por miedo a ser tachados de homófobos o algo así… Después vino el aplauso del Alcalde, de varios periodistas con renombre de la ciudad, etc… y yo… no salía de mi perplejidad, no me lo explicaba.
Pero ha sido la lluvia de estos días la que me lo ha explicado… y muy bien, por cierto.
Han bastado unos chaparrones para mostrarme la realidad de unos abucheos a un paso. Varias Juntas [de Hermandad] sacando un patrimonio histórico aún sabiendo que se mojarían a lo gordo. Unos nazarenos yendo a su parroquia tranquilamente con el antifaz quitado y echando el cigarrillo. Ha sido un paripé de dos de ruan parando ante una Capilla cerrada y ante un público que esperaba, ha sido una petalada sin sentido, un “grábame que voy a cantar”. Unos nazarenos en El Corte Inglés, otro en patinete, unos comentaristas sin idea, etc, etc… y he despertado de golpe.
Ya me lo explico todo. La Semana Santa que concibo, la que tengo en mi cabeza, en mi corazón, ya no existe. Por eso todo me resultaba extraño. Esta es un simple “sálvame de luxe” multitudinario, un espectáculo, un show al más puro estilo choni, la ordinariez por dinero, un reino del ego y el paripé, del selfie y la foto con firma, donde ya no importa ni la fe, ni la tradición, ni el respeto al hermano, ni el hacer las cosas bien.
Y sus “gestores”, tanto en hermandades como en el consejo, dignos representantes de tan profundo atropello. Me dan algo de esperanza ciertas excepciones que aún quedan entre las hermandades, pero no soy positivo. Las nuevas generaciones, los modernos sabiondos, no han mamado cosas tan fundamentales como la humildad, el respeto, la disciplina… y sí mucha Belén Esteban “del pueblo”, y así es imposible.
En fin, que ya me lo explico todo, soy yo el que está fuera de lugar en esta post moderna Semana Santa, que algunos tildarán de magnífica y evolucionada. Además, me caerá la gorda por haber expresado esto, pero al menos ya estoy más tranquilo.
Lo que le diría si me oyera
Respecto de la perpejidad del pobre sevillano que no se explica la impostura del Consejo de Cofradías, le diría si me oyera:
Que se mire lo del Sínodo de la sinodalidad, que quieren meter a todos en la «tienda» (símil de la Iglesia): Ateos, agnóstico, wokeros ( de ahí el cartel) , feminazis, parejas divorciadas, parejas homo y de hecho.
No encuentra la curia la forma de arreglar el vaciado de las iglesias, en las vocaciones sacerdotales y el auge del paganismo cristiano – BXVI dixit-, y hay que llenarla con todo este maremágnum de dispersidades.
La mundanidad como solución.
De las tres – el mundo, el demonio y la carne- sólo el de la segunda sigue yendo a lo suyo y muy afanoso se muestra. Las otras dos están «in the garlic».
(FiN) El Cristo woke de Sevilla
Cuatro arzobispos y 36 años encubriendo la pederastia II
