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Servidumbre impositiva: Del diezmo al sexagezmo

16/12/2022

Escritor Español Petrusvil

Poeta, escritor, divulgador y analista.
Tiempo de lectura 5 minutos.

Servidumbre impositiva: Del diezmo al sexagezmo

Todo lo que los españoles han trabajado hasta hasta 13 de julio de 2022, ha sido para pagar impuestos. En base a este cálculo podemos decir que el 54,2% del año lo dedicamos a pagar impuestos, es decir, aproximadamente pagamos el “Sexagezmo” o la sexsagésima parte. (lServidumbre impositiva: Del diezmo al “sexagezmo”)

Servidumbre impositiva: Del diezmo al “sexagezmo”

Servidumbre en la Edad Media: El Diezmo

En el sistema feudal, muchas tierras eran de los nobles, otras pertenecían a hombres comunes que solían cultivar su propia tierra. Los nobles solían repartir sus tierras entre los plebeyos (agricultores), a cambio de una parte del producto de su trabajo.

El noble pagaba un ejército de soldados profesionales para proteger tanto las granjas como a los granjeros arrendatarios. Es decir, a diferencia de hoy, ningún agricultor estaba obligado a defender la tierra por sí mismo, ya que no era suya, la defendía su Señor.

No había un precio estándar fijado que los nobles cobraran al agricultor bajo este acuerdo. Pero lo generalmente admitido  era «un día de trabajo de diez». De ahí surgió la denominación  de «diezmo» que proviene de latín: Décimo.

Esta no era una cantidad impuesta o regulada por nadie. El noble podía cobrar tanto como se le antojara. Pero, si aumentaba demasiado el impuesto, corría el riesgo de que los granjeros se mudaran al feudo de otro noble. El 10% era, en esencia, una tasa a la que se había llegado con el tiempo a través de un mercado libre que terminó fijando el precio.

Servidumbre impositiva: Del diezmo al “sexagezmo”

Servidumbre en la Edad Moderna: El “Sexagezmo”

Hoy, por supuesto, si la mayoría de países decidieran un impuesto sobre la renta del 10%, habría fiestas perpetuas por las calles. Pero los días de un impuesto simple y directo hace ya tiempo que se esfumaron.

Hoy en día, la mayoría de los ciudadanos, el hombre común, son obligadas a pagar multitud de impuestos como el de la propiedad (IBI), el impuesto a las rentas (IRPF), el impuesto a las ganancias de capital (Sociedades), el impuesto al valor añadido (IVA), el impuesto a la herencia, a las donaciones, etc.; seguidos de la intemerata de tasas y arbitrios. La lista de impuestos es tan alargada y compleja que se hace imposible calcular realmente el nivel total de impuestos que paga cada ciudadano. 

Pero las sociedades modernas traen de añadido un impuesto encubierto, el de la inflación, que se origina por la excesiva creación de dinero para que los gobiernos puedan endeudarse. En los EE.UU., por ejemplo, la Reserva Federal, durante los últimos cien años, ha devaluado el dólar en un 98% debido a la inflación. Y las circunstancias son semejantes, también, en el resto del mundo…

Hace tan solo 50 años, cualquier persona podía trabajar 40 horas a la semana para mantener a una esposa y a sus hijos. A menudo tenía una hipoteca sobre su casa, que podía pagar en diez años. Y además, se podía permitir pagar en efectivo casi todo lo demás que él y su familia poseían o consumían.

Hoy en día, tanto el esposo como la esposa generalmente deben estar empleados a tiempo completo. A pesar tener dos sueldos no pueden permitirse tener tantos hijos como sus padres y, por lo común, están endeudados durante toda su vida. Estos son los efectos producidos por la inflación, inflación descontrolada, que originan los gobiernos al poner en circulación más y más dinero e ir aumentando la deuda pública hasta el infinito y más allá…un círculo vicioso que parece no tener fin. 

Por el contrario, en la Edad Media, el costo de los bienes y servicios generalmente permanecía inalterable durante toda la vida de un individuo.

Si echamos la vista atrás, el 10% que pagaban los siervos nos parecerá maravilloso. 

Servidumbre impositiva: Del diezmo al “sexagezmo”

Países con menos carga impositiva y paraísos fiscales

Pero, a fuer de resignarse, la única salida es emigrar a un país más «amigable con los siervos», es decir, con bajos impuestos como hubieran hecho los plebeyos si el noble le subía el ‘diezmo’ pero claro, allí no cabríamos todos. 

Podríamos elegir países con más libertad económica y menor carga impositiva como Singapur, Hong Kong, New Zealand, Suiza, Irlanda, Australia, USA, Canadá,  o Chile- hasta hace pocos años que empearon a cargarse su boyante economía-.

También podríamos elegir otros países, llamados ‘paraísos fiscales’, como las Islas Vírgenes Británicas, las Islas Caimán, las Bermudas o las Bahamas que, entre otros, no tienen impuesto sobre la renta. Además, algunos no tienen impuesto a la propiedad, impuesto a las ventas, impuesto a las ganancias de capital, impuesto al valor añadido, impuesto a la herencia, etc.

=> 9 países con menos impuestos

Los países occidentales afirman que la situación de los que llaman «paraísos fiscales», se logra en gran medida a través del lavado de dinero, pero esto no es cierto, o como mucho es una verdad a medias. De hecho, las jurisdicciones de impuestos bajos tienen algunas de las leyes bancarias más estrictas del mundo, como es el caso de Suiza.

Servidumbre impositiva: Del diezmo al “sexagezmo”

Cómo funciona el Diezmo moderno

El éxito de estas jurisdicciones es bastante simple. La mayoría de ellas son pequeñas. Tienen poblaciones pequeñas y, en consecuencia, solo necesitan un gobierno pequeño. Sin embargo, cada uno de ellos puede albergar un gran número de inversores extranjeros. Esto conlleva en un nivel muy alto de ingreso per cápita.

Pero a diferencia de los países grandes, el dinero que allí se deposita o invierte es dinero del exterior, por lo que no es cautivo. Los inversores pueden transferirlo de la noche a la mañana si es necesario.

Entonces, incluso si los políticos no son mejores que los de los países más grandes (generalmente, son de la misma calaña), son conscientes de que, como los nobles de antaño, si intentan imponer más impuestos, el negocio, acabarán matando a la gallina de los huevos de oro.

Tal mercado libre dicta que las jurisdicciones se mantengan alerta y sigan tratando de superar a sus competidores siendo más favorables a las inversiones.

Por lo tanto, los políticos de estos países, que podrían estar encantados de prometer derechos a sus electores y luego saquearlos al máximo para pagar supuestos «derechos», están muy limitados por su propio sistema.

Tales gobiernos se mantienen al margen de los asuntos de la gente, evitan el control de los ciudadanos mediante instrumentos electrónicos, o arrestos domiciliarios (como durante la supuesta pandemia del covid19) y ciertamente no se le ocurre derribar puertas usando policías de élite, tipo SWAT, para combatir a delincuentes imaginarios.

Servidumbre impositiva: Del diezmo al “sexagezmo”

Ya saben, si les matan a impuestos ¡váyanse a otro lugar!

“Nada puede afirmarse con certeza, excepto acerca de la muerte y de los impuestos”.

Benjamin Franklin.

Tenía razón, pero el nivel de los impuestos puede variar mucho de un país a otro. E igual de importante, o más, es el nivel de intervención e intromisión del gobierno en los asuntos de sus ciudadanos. En un país donde el nivel de impuestos es bajo, la calidad de vida es generalmente alta; y viceversa.

Hace mil años, los nobles que, de vez en cuando, confiaban demasiado en su capacidad para mantener a los siervos en las tierras de cultivo, empezaban a exigír impuestos más allá de lo habitual -«un día de trabajo de diez»-. Cuando lo hacían, los siervos de antaño a menudo acababan huyendo y trasladándose a otro feudo…

Ya saben, si les matan a impuestos ¡váyanse a otro lugar!

(FiN) Servidumbre impositiva: Del diezmo al “sexagezmo”

FiN

Política economía y corrupción