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El día de la liberación: Fin del Estado de Alarma
Ayer volvió la libertad de la mano de la juventud. El 9 de mayo terminó el absolutista Estado de Alarma impuesto por el gobierno. Los primeros en disfrutarlo, como no podía ser de otra manera, los jóvenes. Y no tan jóvenes, también. ¿Quién sino un joven para ejemplificar la libertad? Juventud, divino tesoro, muéstranos de nuevo la libertad. Una juventud que ha sufrido mucho más que sus mayores el ghetto restriccionista impuesto por los torpes y deshonestos políticos bajo la espuria promesa de protegernos.
Enseguida pusieron el grito en el cielo los guardianes de la ley covid. Los puritanos covidianos se escandalizaron y se rajaron las vestiduras mientras que la boca se les llenaba de espumarajos condenatorios. Los unos, se llenaron de razones para justificar la flagelación de los desalmados jovenes libertosicalipticos y condenarlos a la hoguera de los brujos negacionistas. Su proceder insensato está poniendo en peligro al rebaño al incumplir la suprema norma moral de la biblia Covid. Los menos, aterrorizados, imploran a los jóvenes que mantengan la pureza de corazón anticovidiana, que no cometan pecados de lesa distancia social. Oran compulsivamente para liberarlos de las perversas influencias de la socialización grupal que lleva al contagio amoral coronavírico y al infierno.
Naturalmente los CFSE convertidos en stasicovid o la mano armada del tribunal estatal de la inquisición covidiana cumplieron fielmente su labor controlando y deteniendo a los díscolos.
En esas estamos hoy. Toda una pléyade de seres lobotomizados, sitos en el terror comunal y subidos en la montaña rusa de olas y reolas, ajusticiando en la hoguera mediática a esta supuesta licenciosa e inconsciente juventud que pone el peligro a toda la raza humana.
Los que ya me conocen saben que me gusta ironizar sacando las cosas de madre como acabo de hacer, pero en la exageración, en la comedia satírica y bufa se encuentra la forma infalible de matar las ideas peligrosas. Nada hay como hacer sentir ridículo al converso en necedades o escandalizar al beato dogmatizado.
Para mí, lo importante de lo vivido ayer es que el exabrupto moralista de los covidiotas puritanos condenando a la hoguera mediática la celebración juvenil por la libertad recuperada no sólo es cruel sino injusto, y me explico.
Juventud «divino tesoro» muéstranos de nuevo la libertad
Se ha sido cruel e injustos con la juventud
No somos conscientes de lo que ha sido para ellos tamaña cercenación de lo que les es dado que es, ni más ni menos, que disfrutar de la vida sin limitaciones, sin reglas, derramar su alegre vitalidad por las casas, las calles, los bares y los botellones. Un desfogue de sus ímpetus vitales y hormonales que tan necesario es para sus virginales espíritus libres, aun no cercenados por las obligaciones apabullantes de la madurez.
Y es que para llegar a ser maduro se necesita haber transitado antes por la senda de la inmadurez. Para llegar a controlar los excesos hay que haberse excedido antes. Para ser auténticamente libres hay que haber sido antes libertinos. lPara llegar a interiorizar el abrumador mundo de normas en el que vivimos los adultos hay que pasar por la experiencia de rebelarse contra ellas, de soñar otro mundo y otra vida más liviana, más libre.
La juventud de la era Covid ha perdido más de un año de su vida, 14 meses para ser exactos. Para el joven de la época covid ha sido muchísimo más duro que para los que ha tiempo dejamos de serlo, cosa que muchos adultos olvidan, que llegaron a ser en su día auténticos jóvenes vitales y rebeldes. Ha sido mucho más duro decía, porque a la excesiva normativización habitual de los adultos se ha añadido una brutal y desmedida hiperregulación restrictiva, insana, insalubre y prolongada que ha castrado el proceso de maduración de los jóvenes.
Los adultos tenemos mas resiliencia – se me escapa la palabreja de moda- y más defensas aunque también estamos muy tocados. Las depresiones y el estrés post traumático han aumentado exponencialmente: Depresión en la era de la COVID‑19
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Era necesario ritualizar la vuelta a la libertad
Necesitaba nuestra juventud, especialmente y con mucho mayor motivo, este desahogo desmedido después de tanto tiempo sin ocio nocturno. Sometidos como han estado a un militarizado toque de queda dictado por políticos inútiles y con tendencias golpistas contra la libertad. En otros tiempos, hubiera supuesto la rebelión en las calles en defensa de la libertad pero ha sido aceptada por gran parte de la sociedad convenientemente aterrorizada bajo el falso pretexto de defenderla.
A fuer de meter el miedo en el cuerpo a la gente, hay una gran parte de nuestros adultos que han aceptado que se les diga lo que han de hacer y lo que no, porque alguien ha decidido que es por su bien. Aunque originariamente es el miedo lo que les lleva a ser cautelosos, la aceptación de la norma excesiva que supuestamente les protege los convierte primero en borregos y luego en inquisidores amateurs que rechazan o estigmatizan a quienes no la siguen a rajatabla. Xenofobia contra el disidente, lo llamo.
Un terror irreal inducido por repetición gota a gota es el peor de los terrores porque nos hace comportarnos como animalillos asustados y no como seres humanos libres que viven con intensidad sus vidas. La juventud con su amor a la libertad y a la vida, todavía exentos del temor a la muerte, puede ayudarnos a salir del terror imaginario en el que estamos instalados y a volver a soltarnos en el vivir sin ese temor que nos encadena.
Vuelvan a mirarse en los jóvenes que fueron
Yo les pido un poco sensatez, de caridad, de cariño, de comprensión para con esta juventud que ha perdido literalmente un año de su vida. Y les pido que la contemplen sin los prejuicios que el mundo Covid les ha metido en la cabeza. Fíjense bien en ella para recordar aquella época en que fueron auténticamente libres y felices.
Vuelvan a ser jóvenes y entierren de una vez ese pánico inducido que les tiene inmovilizados mirando con ojillos asustados a la vida. Láncense de nuevo a vivir sin la pesada carga de sus temores. Hoy, en estos momentos, tienen la misma probabilidad de morir de veintemil maneras distintas que de Covid. Exactamente las mismas que tenían cuando vivían sin preocuparse por ello, como debe ser. Sabemos que algún día moriremos pero debemos vivir la vida digna y excelsamente sin la losa del miedo.
Si, la juventud tiene muchos defectos pero la libertad es una de sus grandes virtudes. Mírense en ellos, rememoren sus años mozos y, tomándolos como ejemplo, láncense a la vida en libertad, de nuevo.
P.D.1.- Ayer volvió la libertad. No sabemos cuanto durará. ¡Disfrutenla! ¡Apúrenla! Porque ahora estaremos en manos de los sargentos chusqueros de las CCAA.
P.D.2.- Escribiré otro post, este mucho más triste y desalentador sobre el efecto devastador que, más que la covid en sí, han tenido las medidas conminatorias y restrictivas en los pobres niños. Esto en un día que me sienta con ánimos porque les hemos arrebatado la niñez. Exactamente 14 meses de niñez representan un 14% de su ciclo vital ( 3 a 12 años).
Juventud «divino tesoro» muéstranos de nuevo la libertad
FiN
El hombre del fin del mundo en la élite
