
Tabla de contenidos
- El mito de la eficacia y seguridad de las vacunas ARNm
- Ensayos de eficacia y seguridad en 46 días en vez de los 10 años habituales.
- Por qué con poquísimos casos de efectos adversos se retiran vacunas.
- Estás vacunas han superado con creces los límites con los que se han rechazado otras precedentes
- Un escándalo de salud pública con tintes de crimen de lesa humanidad.
- (FiN) El mito de la eficacia y seguridad de las vacunas ARNm
El triunvirato formado por gobiernos, farmacéuticas y medios de comunicación bajo la batuta de la OMS han orquestado un mito sobre la eficacia y la seguridad de las vacunas Covid sobre el que la ciencia no ha tenido nada que ver. (El mito de la eficacia y seguridad de las vacunas ARNm)
El mito de la eficacia y seguridad de las vacunas ARNm
Ensayos de eficacia y seguridad en 46 días en vez de los 10 años habituales.
Todas las vacunas precedentes han superado exigentes ensayos clínicos que venían a durar entre cinco y diez años. Era el tiempo que se juzgaba necesario para evaluar posibles efectos adversos a medio y largo plazo. De entre ellas las más novedosas llevaban más tiempo de testeo;y la probabilidad de superar con éxito todas las fases se ha demostrado inferior al 2. [1]
Esto no ocurrió con las novedosas vacunas Covid que en cuestión de pocos meses tuvieron un éxito cuanto menos sospechoso. Esto fue muy sorprendente, pues jamás se había logrado una vacuna eficaz y segura contra ningún tipo de coronavirus. Para que se hagan una idea, en vez de diez años la duración media del primer ensayo que propició;la licencia de Pfizer fue de 46 días y el seguimiento medio subsiguiente fue de tres meses [ 2 ]. Como comprenderán, la tecnología puede acelerar la producción, pero el tiempo de espera para evaluar; debidamente la eficacia y seguridad de las vacunas no puede acortarse.
En esos tres meses los efectos adversos de las vacunas covid en una población sana muy cuidadosamente preseleccionada para los ensayos;no por leves dejaron de ser chocantes: tras la segunda dosis, un grupo inusualmente relevante sufrió síntomas iguales;o peores de los que sufriría con la enfermedad: fiebres de entre 38 y 40°C, escalofríos, dolor muscular y de cabeza [ 3 ] . Esto no era nada normal.
Tras estos ensayos de pocas semanas de duración y bajo una enorme presión política las vacunas fueron aprobadas; para un uso de emergencia, momento a partir del cual sus efectos adversos fueron declarados tabú y silenciados por una confabulación político-mediático-farmacéutico. Esta ley del silencio no presagiaba nada bueno, pues la censura siempre persigue ocultar la verdad:;si las vacunas eran tan seguras, ¿qué había que temer?
El mito de la eficacia y seguridad de las vacunas ARNm
Un año después, y a pesar de los inquietantes datos que proporcionaba la farmacovigilancia y de las reservas creciente entre la comunidad médica,; la consigna sigue siendo, primero, negar la existencia de efectos secundarios,;luego negar la relación causa-efecto y, por último, hacer hincapié en que son casos“muy raros”.
Por qué con poquísimos casos de efectos adversos se retiran vacunas.
Naturalmente, todo efecto secundario adverso grave de una vacuna será estadísticamente raro (faltaría más) como también ha habido vacunas;que han sido retiradas del mercado por motivos de seguridad, porque el nivel de tolerancia frente a efectos secundarios graves en una vacuna es bajísimo. ¿Por qué?
En Medicina, tanto los tratamientos terapéuticos (que curan) como los profilácticos (que previenen) deben ser aceptados por un análisis coste-beneficio para cada paciente, para quien los potenciales beneficios del tratamiento deben compensar sus potenciales riesgos. Como ordena el juramento hipocrático, la máxima fundamental para el médico es primum non nocere, es decir, “lo primero, no hacer daño».
El mito de la eficacia y seguridad de las vacunas ARNm
Este principio debe aplicarse con especial grado de exigencia cuando se trata de vacunas que conllevan inyectar;un fármaco en personas sanas para protegerles sólo en caso de contraer una enfermedad y de forma grave. Por eso, por baja que sea la probabilidad de efectos graves nunca puede aceptarse que una vacuna se convierta en una ruleta rusa. Por ponerles un ejemplo, EEUU detuvo en 1976 un programa de vacunación contra la gripe tras un muerto por millón de vacunados;y diez casos por millón del síndrome de Guillain-Barré [ 4 ].
Estás vacunas han superado con creces los límites con los que se han rechazado otras precedentes
Desde su aprobación para uso de emergencia en sólo mes y medio, el ensayo clínico de las vacunas covid ;perdió su carácter científico para convertirse en político. Además la evidencia sobre su seguridad, al no haber sido correctamente testada en el protocolo clínico, pasó a depender de seguimientos de farmacovigilancia de las bases de datos oficiales de distintos gobiernos.
En EEUU esta base es el VAERS (Vaccine Adverse Event Reporting System), gestionada conjuntamente por el CDC y la FDA,;que recoge desde 1990 los efectos adversos de las vacunas como “sistema de alerta temprana para detectar posibles problemas de seguridad».
Datos Vaers efectos secundarios graves
Pues bien, sus resultados sobre la potencial peligrosidad de las vacunas ARNm covid son extremadamente preocupantes. Se han notificado al menos 12.000 muertes tras vacunarse (58 casos por millón de vacunados con pauta completa); 12.500 casos de gravedad extrema con riesgo de muerte (60 casos por millón) y;13.000 personas han terminado con una discapacidad permanente [ 5 ] (63 casos por millón). La suma de los tres conceptos nos acerca a un caso de efecto adverso grave por cada 5.000 vacunados, una cifra altísima para los estándares de seguridad exigidos habitualmente para las vacunas.
El mito de la eficacia y seguridad de las vacunas ARNm

Pero lo más sobrecogedor es que el número de muertes notificadas tras vacunarse en el año 2021 es muy superior a la suma de muertes tras vacunarse por todas las vacunas de los últimos 30 años,. La imagen siguiente vale más que mil palabras:
Estos alarmantes resultados son tan contrarios al relato oficial que por primera vez VAERS ha sido objeto de un intento de desacreditación ad hoc bajo la crítica de que muestra los efectos “tras” vacunarse y no necesariamente “por” vacunarse. Esta distinción entre correlación y causalidad es teóricamente correcta pero engañosa, pues eso descalificaría la validez indiciaria para efectos adversos de una fármaco vigilancia que lleva años funcionando aunque con sus limitaciones. Habrá casos en los que no exista relación de causalidad, pero está muy documentado que históricamente VAERS ha infravalorado en orden de magnitud la incidencia de efectos adversos [ 6 ].

De hecho, en su propia web VAERS explica que, aunque “no está diseñada para determinar si una vacuna causó un problema de salud, esta base de datos es especialmente útil para detectar patrones inusuales de efectos adversos notificados». Si estos datos no son inusuales, ¿qué lo es?
El 33% de las muertes en menos de 7 días
Por último, el 33% de las muertes “tras” vacunarse por covid se produjeron menos de siete días después de la inyección, y el 51% murió menos de un mes después [ 7 VAERS Ibid ]. Esta relación cronológica es otro obvio indicio de causalidad.
El Yellow Card su homólogo en el Reino Unido corrobora todos estos datos.
A la súbita muerte de personas sanas, independientemente de su edad, pocos días o semanas después de vacunarse, hay que sumar los estadísticamente raros pero inaceptables serios efectos isquémicos y cardiovasculares causados por la vacunación: ictus [ 8 ], trombosis y trombocitopenia [ 9 ], embolia pulmonar, miocarditis [ 10 ], pericarditis [ 11 ], fibrilación atrial, angina de pecho, palpitaciones, taquicardias y arritmias.
El mito de la eficacia y seguridad de las vacunas ARNm
La miocarditis y otros efectos adversos
Las miocarditis o inflamación del corazón en menores de 40, constatadas por numetosos estudios (Nature[12], British Medical Journal [ 13 ]…), entraña que se ha causado un daño de modo gratuito, dada la levedad del covid para ese rango de edad. Este daño producido de forma innecesaria ha sido particularmente inmoral con los adolescentes, a los que la vacuna ARNm ha aumentado el riesgo de miocarditis hasta 133 veces más de lo normal, según un reciente estudio publicado en el JAMA [ 14 ] (Journal of the American Medical Association). Estas miocarditis no se curan y causan daños permanentes en el corazón, son afecciones potencialmente graves y “de pronóstico incierto a medio plazo”, según el JCVI británico [ 15 ].
Y ha habido muchos más efectos adversos. Según el Yellow Card [ 16 ], también ha habido extraños desórdenes menstruales [ 17 ], lesiones oculares [ 18 ], dermatológicas, inmunitarios y neurológicos [ 19 ], trombosis del seno venoso cerebral [ 20 ], parálisis facial de Bell [ 21 ] y, más inusualmente, mielitis transversa aguda [ 22 ].
El exceso de mortalidad del 2do. Semestre de 2021
Para más inri hay un inexplicable exceso de mortalidad no-covid detectado en el segundo semestre del 2021, fenómeno que tiene desconcertado a los expertos, y que debería ser estudiado. Uno de ellos afirmaba en el Financial Times que los datos apuntaban a “enfermedades cardiovasculares [ 23 ]”. Dado que el principal efecto adverso de las vacunas covid son de naturaleza cardiovascular sería lógico investigar una eventual relación.
Asimismo, las cardiopatías repentinas en jóvenes deportistas profesionales (futbolistas, etc.) son compatibles con efectos adversos vacunales y debieran estudiarse. [ 24 ]
Naturalmente, los medios primero negaron el aumento de casos y ahora lo relacionan con el covid en un intento chusquero de sostener el relato dado que, de ser así, lo mismo habría pasado en 2020 y no fue así.
El exceso de mortalidad del primer Semestre de 2022
El mito de la eficacia y seguridad de las vacunas ARNm
Un escándalo de salud pública con tintes de crimen de lesa humanidad.
A pesar de las fuertes evidencias sobre la falta de eficacia de estas vacunas, sobre todo con la variante Omicron y los muchos casos de efectos secundarios graves, políticos, periodistas y empresas farmacéuticas continúan pertinaces en el engaño. Nos dijeron que las vacunas eran “95%” eficaces en prevenir el contagio y sólo tenemos que mirar a nuestro alrededor: casi todos vacunados y todos ellos contagiados [ 25 ].
Luego se desdijeron pasando a decir que en realidad no impedían ni el contagio ni la transmisión pero sí la gravedad y la muerte y, según Sanidad, tres de cada cuatro muertos por covid desde otoño estaban perfectamente vacunados [ 26 ]. Esas declaraciones echan por tierra el uso del pasaporte covid y demuestra que es un tema político, no científico.
Por último, nos dijeron que eran segurísimas, y ya ven ustedes. Fiasco tras fiasco, la terna política-mediática-farmacéutica intenta sostener un relato que se desmorona como un castillo de naipes.
Lo último es incitar a frecuentes dosis “de refuerzo” (de refuerzo del relato oficial, se sobreentiende) ) a pesar de la evidencia israelí sobre su inutilidad y de la advertencia de la Agencia Europea del Medicamento sobre sus debilitadoras consecuencias en el sistema inmunológico.
El mito de la eficacia y seguridad de las vacunas ARNm
Después de recordar el más que cuestionable historial ético de las grandes farmacéuticas, un recientísimo editorial del British Medical Journal, una de las tres publicaciones médicas más prestigiosa del mundo, resume con dureza la indignación creciente frente a la ocultación de datos:
“Las empresas farmacéuticas están cosechando enormes beneficios sin un adecuado escrutinio independiente de sus afirmaciones científicas. El propósito de los reguladores no es bailar al son de las ricas corporaciones globales y enriquecerlas aún más; es proteger la salud de los ciudadanos. Necesitamos una completa transparencia de los datos de todos los estudios, la necesitamos en interés del público, y la necesitamos ya [ 27 ]”.
O sea, que sin tener suficientes datos se ha empujado a toda la población a asumir el riesgo de vacunarse, incluidos sus propios hijos, con vacunas opacas y experimentales, ineficaces e inseguras, para evitar una enfermedad que cursa leve para la inmensa mayoría de la población.
Y a pesar de que el riesgo de desarrollar covid grave era 1.000 veces menor para un joven que para una persona mayor, se decidió que la vacunación fuera universal – cosa que jamás se había hecho- y no limitarla – como se venía haciendo- a la población de riesgo.
Detrás de todo esto sólo se pueden ver espurios intereses económicos y políticos. Probablemente estemos ante el mayor escándalo de salud pública de la historia.
(FiN) El mito de la eficacia y seguridad de las vacunas ARNm
FiN
SOURCE: El tabú | Fernando del Pino Calvo-Sotelo
La covidocracia ha sido el canto del cisne del viejo poder reaccionario