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Mis notas sobre la otra historia del conflicto ucraniano

22/03/2022

Escritor Español Petrusvil

Poeta, escritor, divulgador y analista.
Tiempo de lectura 9 minutos.
Mis notas sobre la otra historia del conflicto ucraniano

Tabla de contenidos

Aquí reflejo unas cuantas notas a vuela pluma que llevo recopiladas sobre el conflicto ucraniano. La propaganda de guerra nos impide ver la otra cara del asunto (Mis notas sobre la otra historia del conflicto ucraniano)

Mis notas sobre la otra historia del conflicto ucraniano

Neonazis

Stepan Bandera no se proclamaba nazi… sólo “nacionalista” ucraniano. A partir ‎de 1935, predicó la violencia política e hizo asesinar a 60 personalidades ‎políticas entre ellas 2 ministros polacos. Durante la Segunda Guerra Mundial, Stepan Bandera ‎fue el responsable del exterminio de los intelectuales judíos y eslavos.

El actual régimen ucraniano, ‎resultado del putsch de la Plaza Maidan (2014), ha levantado monumentos que ensalzan al nacionalista (nazi) Stepan ‎Bandera. Uno de esos monumentos se levantó en la ciudad de Lviv, donde Bandera supervisó personalmente una de sus masacres.

«Los grupos ‎que ‎hoy se definen como «nacionalistas ucranianos» no asumen la defensa de Ucrania como ‎nación sino que ‎toman como referencia únicamente sus propios orígenes escandinavos, ‎oponiéndolos a las ‎poblaciones rusas de ese país».

«‎Los neonazis ucranianos utilizan constantemente los símbolos y referencias nazis, no sólo el ‎alfabeto rúnico de ‎las lenguas protogermánicas sino las cifras 14 y 88, que hacen referencia a los ‎‎14 palabras de los ‎supremacistas blancos y a las iniciales del saludo nazi».‎

Voltaire net.org

Mis notas sobre la otra historia del conflicto ucraniano

El golpe de estado en 2014

Hace 8 años, Estados Unidos ‎y Soros organizaron y financiaron un cambio de régimen en Kiev; propiamente un golpe de estado, con la cooperación de grupúsculos armados. ‎

Los miembros de esos grupúsculos se llaman a sí mismos «nacionalistas», pero no en el sentido que conocemos. Los «nacionalistas» ucranianos proclaman ser ucranianos “verdaderos”, de origen escandinavo o ‎protogermánico, y no eslavos como los rusos. Son seguidores de las ideas identitarias de Stepan Bandera (1909-1959) ‎‎, el jefe de los cómplices ucranianos de los nazis, del que ya hemos hablado. Sin embargo muchos ucranianos que siempre se han considerado tanto de origen escandinavo y protogermánico ‎como de origen eslavo denominan a esos grupúsculos como «neonazis».‎

Los que llegaron al poder en Kiev a raíz del putsch de la Plaza Maidan no se declararon «nazis» ‎sino «nacionalistas» como Bandera; quien tampoco se proclamaba «nazi» sino ‎‎«nacionalista» pero participaba en el exterminio de eslavos y judíos. El nuevo régimen de Kiev ‎calificó al presidente derrocado de «prorruso», lo cual de hecho era falso; y prohibieron todo ‎lo relacionado con la cultura eslava, principalmente la lengua rusa. ‎

Mis notas sobre la otra historia del conflicto ucraniano

La sublevación del Donbass 2014

Los ucranianos son mayoritariamente bilingües, hablan tanto ruso como ucraniano; y el nuevo ‎régimen prohibió a la mitad de la población hablar su lengua en los centros de enseñanza y en la ‎administración. La población del Donbass, con gran cantidad de rusoparlantes, se sublevó. Pero ‎también se sublevó la minoría de lengua húngara, que recibía la enseñanza en su propio idioma; y ‎que, por cierto, contó con el apoyo oficial de Hungría.

Los ucranianos del Donbass exigieron que ‎los distritos de Donetsk y Lugansk;pudieran disponer de un estatus de autonomía que ‎les permitiera hablar y enseñar su idioma (el ruso). Esos espacios administrativos (llamados ‎‎oblast) se proclamaron repúblicas,;lo cual no significaba que quisieran la independencia, sólo ‎estaban reclamando autonomía administrativa, como las antiguas repúblicas de la Unión Soviética o… la actual República de California en ‎Estados Unidos. ‎

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Ocho años incumpliendo los Acuerdos de Minsk, el rearme de las milicias “nacionalistas”

En 2014, el entonces presidente de Francia, Francois Hollande, y la canciller alemana Angela ‎Merkel sentaron;al nuevo régimen de Kiev a la mesa con los representantes del Donbass y ‎negociaron los acuerdos de Minsk. Francia, con Alemania y Rusia como garantes de la aplicación de esos ‎acuerdos. ‎

Kiev siempre se negó a aplicar los Acuerdos de Minsk, a pesar de que los había firmado. En vez ‎aplicarlos, Kiev armó milicias «nacionalistas» y las envió a los límites del Donbass;para que desahogaran allí su odio contra las poblaciones de origen ruso. Así que todos los extremistas ‎occidentales pasaron por el Donbass para hacer prácticas de «tiro al ruso». Según Kiev, esos ‎paramilitares han llegado a la cifra de 102 000 el mes pasado; representan una parte del ejército ucraniano y ‎están integrados a la Defensa Territorial. También según Kiev, otros 66 000 ‎‎«nacionalistas» extranjeros llegaron a Ucrania como refuerzo,

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Las masacres del Donbass (etnia rusa)

En los 8 años transcurridos desde la firma de los Acuerdos de Minsk, los paramilitares ‎‎«nacionalistas» asesinaron 14.000 personas en el Donbass, también según Kiev. Rusia realizó ‎su propia investigación y contabilizó no sólo los muertos sino también los heridos graves. Y ‎encontró 22 000 víctimas. Al abordar el tema, el presidente Putin habló de «genocidio», no en ‎el sentido de la destrucción de un pueblo;sino en el sentido jurídico del crimen que se perpetra, ‎por orden de las autoridades, contra un grupo étnico.‎

En este punto las cosas se complican. El gobierno de Kiev no es homogéneo y nadie dio ‎claramente la orden de perpetrar esa masacre. Pero Rusia considera responsables al presidente ‎Popetro Porochenko y a su sucesor Volodimir Zelenski. También Francia y Alemania son ‎responsables, como incumplidores garantes de la aplicación de los Acuerdos de Minsk.

Pero eso todavía no es todo. El 1º de julio de 2021, el presidente Zelenski –el mismo que ‎armaba a los paramilitares «nacionalistas» y se negaba a aplicar los Acuerdos de Minsk– ‎promulgó la Ley n° 38 sobre los pueblos autóctonos, una ley con tintes racistas[ «Sobre los Pueblos Autóctonos de Ucrania«, Vidomosti Verkhovnoi Rady (VVR), 2021, № 38, p.319 y «La ley racial ucraniana«, Red Voltaire , 4 de marzo de 2022.]

Cuando los oblast de Donetsk y Lugansk eran ucranianos, la masacre contra sus habitantes era ‎una cuestión exclusivamente ucraniana. Nadie estaba autorizado a protegerlos. Sin embargo, ‎al firmar los Acuerdos de Minsk y someter esos documentos a la aprobación del Consejo ‎de Seguridad de la ONU, Francia y Alemania asumían la responsabilidad de poner fin a la ‎masacre. Pero no lo hicieron. ‎

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El Consejo de Seguridad de la ONU de 23 de febrero. El inicio de la guerra Ucranio-Rusa

La naturaleza del problema cambió cuando, el 21 de febrero de 2022, Rusia reconoció la ‎independencia de las dos repúblicas del Donbass. La masacre contra las poblaciones de esas ‎repúblicas dejó de ser entonces una cuestión interna ucraniana para convertirse en un problema ‎internacional. ‎

El 23 de febrero, el Consejo de Seguridad de la ONU se reunió nuevamente –mientras las fuerzas ‎rusas se preparaban para intervenir. En aquella reunión del Consejo de Seguridad, el secretario ‎general de la ONU, Antonio Guterres, no pudo objetar la legitimidad del reconocimiento de las repúblicas del ‎Donbass por parte de Rusia ni la legitimidad de la intervención militar rusa contra los neonazis y ‎se limitó a pedir a Rusia que diera otra oportunidad a la paz.

Y, como aquella reunión del ‎Consejo de Seguridad no arrojó ningún resultado concreto, Rusia consideró que estaba en su derecho de acudir ‎en ayuda de las poblaciones del Donbass masacradas por los neonazis. Y eso hizo al día siguiente, ‎el 24 de febrero. ‎

El presidente Vladimir Putin, que ya había esperado 8 años, no podía seguir posponiendo la ‎cuestión, no sólo porque ya había gente muriendo diariamente sino porque el ejército ucraniano ‎estaba preparando una gran masacre para el 8 de marzo [Los planes de ataque a Donbass ]. Y también porque, a la luz del derecho ‎ruso, el presidente de la Federación Rusa es personalmente responsable de la vida de sus ‎conciudadanos. En previsión de un posible éxodo, la gran mayoría de los habitantes del Donbass ‎adquirieron la ciudadanía rusa en los últimos años. ‎

Naturalmente Putin también quería con este conflicto parar la unión de Ucrania a la OTAN y el expansionismo llevado acabo durante las últimas décadas hasta casi topar literalmente con la frontera rusa.

Mis notas sobre la otra historia del conflicto ucraniano

Estrategia ucraniana: guerra de emboscadas y el uso de civiles como escudos humanos / La estrategia rusa.

¿Y cómo es posible no darse cuenta de que las imágenes sobre las «batallas» victoriosas del ‎ejército ucraniano son siempre las mismas? ¿Cómo es posible no darse cuenta de que sólo ‎nos muestran unos pocos vehículos destruidos? ¿Será que los reporteros de guerra de las ‎agencias occidentales no han visto nunca guerras verdaderas? El público no interpreta las ‎imágenes en función de lo que ve sino según los comentarios que las acompañan. ‎

Nos dicen, desde hace una semana, que las fuerzas rusas mantienen cercado Kiev a una distancia ‎de 15 kilómetros, que los rusos avanzan diariamente… pero siguen a 15 kilómetros… y que están ‎a punto de lanzar el asalto final. Cuando nos dicen que el «dictador» Putin quiere el pellejo del ‎simpático y amable presidente Zelenski –quien arma a los neonazis y promulga leyes raciales… pero es un tipo ‎muy agradable– yo trato de ver qué me dicen los hechos. ‎

Y los hechos dicen que las fuerzas rusas nunca se han fijado como objetivo tomar las grandes ‎ciudades. Se mantienen fuera de ellas, exceptuando Mariupol. Están combatiendo a los ‎paramilitares «nacionalistas», que en realidad son neonazis armados y rearmados por occidente.

El ejército ruso está aplicando en Ucrania la misma táctica que en Siria: cercar las ciudades que ‎sirven de refugio al enemigo, abrir corredores humanitarios para posibilitar la salida de ‎los civiles y finalmente bombardear a las fuerzas enemigas que queden allí. Es por eso que los ‎paramilitares neonazis bloquean esos corredores e impiden la salida de la población para utilizar a ‎los civiles como escudos humanos, como, por ejemplo, ha estado ocurriendo en Mariupol.

Estamos ante una guerra de movimiento envolvente y separador. Las fuerzas rusas se mueven en camiones y en ‎vehículos blindados capaces de desplazarse rápidamente. No hay batallas de tanques, que hoy resultan poco útiles en los teatros de operaciones. En 2006, en Líbano, vimos el Hezbollah convertir ‎en chatarra los tanques Merkava de Israel. Las tropas rusas se desplazan en vehículos ‎motorizados blindados. Como Occidente ha entregado decenas de miles de cohetes antitanques ‎al ejército ucraniano, incluyendo a los paramilitares neonazis, estos tratan de utilizar esas armas para ‎destruir los blindados rusos. En realidad, no hay «batallas», sólo emboscadas.‎

Mis notas sobre la otra historia del conflicto ucraniano

Zelinski quiere la bomba atómica y tenía planes para atacar Donbass. Laboratorios de armas biológicas

‎Como si la situación no fuese ya bastante complicada, el presidente Zelenski anunció en Munich, ‎durante la Conferencia de Seguridad y justo antes del inicio del conflicto, su intención de obtener ‎la bomba atómica, lo cual constituye una violación del Tratado de No Proliferación de las armas ‎nucleares, tratado firmado por Ucrania. ‎

Y después de esa declaración, las fuerzas rusas encontraron y publicaron un documento de trabajo ‎del gobierno ucraniano, documento que demuestra que Kiev tenía previsto iniciar un ataque militar ‎a gran escala contra el Donbass y Crimea el 8 de marzo. ‎Este fue otro de los motivos que precipitaron el ataque ruso de Putin: La mecha está encendida en el Donbass.

Además, el ejército ruso reveló la existencia en Ucrania de unos 15 laboratorios que realizaban ‎investigaciones sobre armas biológicas… para el Pentágono, en otras palabras para el ‎Departamento de Defensa de Estados Unidos. Moscú anunció que va a publicar la ‎documentación hallada por sus fuerzas en Ucrania y que sus tropas especializadas ya destruyeron ‎‎320 contenedores de agentes patógenos. ‎‎¿Qué quiere decir lo anterior? Que Estados Unidos, potencia firmante de la Convención de ‎la ONU que prohíbe las armas biológicas, respeta esa Convención en suelo estadounidense pero ‎la viola en el extranjero. Documentos que una periodista búlgara había publicado hace 2 meses ‎ya lo demostraban. ‎

El 8 de marzo, el ministerio de Exteriores de la República Popular China solicitó al Pentágono ‎explicaciones públicas sobre los más de 330 biolaboratorios que mantiene en 30 países. Pero ‎la respuesta vino del Departamento de Estado, que publicó un comunicado donde negaba esas ‎prácticas.

Sin embargo, en sólo horas, durante una audiencia ante una comisión del Senado, la ‎subsecretaria de Estado Victoria Nuland reconoció que Estados Unidos estaba “colaborando” ‎con programas sobre armas biológicas en Ucrania e incluso expresó inquietud ante la posibilidad ‎de que el material patógeno pudiera caer en manos de las fuerzas rusas.

A pesar de esas declaraciones de la subsecretaria de Estado Nuland, cuando Rusia llevó al Consejo ‎de Seguridad de la ONU la cuestión de los biolaboratorios hallados en Ucrania, las potencias ‎occidentales trataron invertir la situación afirmando que si Rusia emitía esas acusaciones era ‎porque seguramente estaba preparando un ataque biológico bajo falsa bandera.

Por su parte, la ‎Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció que había tenido conocimiento del trabajo que ‎se realizaba en Ucrania con peligrosos agentes patógenos y que había solicitado a ese país que destruyera ‎todo el material patógeno que tenía en su poder porque era necesario evitar todo riesgo de ‎diseminación. ‎

Conclusión

En resumen, el gobierno de Ucrania, que ha conformado una fuerza armada de más de 100 000 ‎‎«nacionalistas» (neonazis) y los ha incorporado a su «Defensa Territorial», ha masacrado a los ciudadanos de etnia rusa del este y que ha adoptado una ley racista, además realiza ilegalmente investigaciones sobre armas biológicas y proclama su ‎intención de obtener la bomba atómica. ‎No son hermanitas de la caridad precisamente.

(FiN) Mis notas sobre la otra historia del conflicto ucraniano

FiN

Occidente debió integrar a Rusia no buscar el enfrentamiento ni acorralarla