
Manuel de Falla y Matheu (Cádiz, España; 23/XI/1876-Alta Gracia, Argentina; 14/XI/1946) Compositor español. Representante del nacionalismo musical, es uno de los compositores españoles más importantes. ( La creación de nuevas formas – Manuel de Falla )
No leemos muchas veces en los estudios criticos de arte elogios desmesurados de determinadas obras antiguas, haciendo pasar como definitivas ciertas cualidades que, si acaso, sólo pueden admitirse como curiosos ensayos? ¿No se llega hasta afirmar que tal pasaje de tal sinfonía, de tal ópera o de tal oratorio clásicos tiene un poder de emoción cien veces superior a cuanto se produce en nuestra época?
Y yo me pregunto: ¿Se dice esto con sincera convicción? Tal fuerza de sugestión ejerce sobre ciertos espíritus lo antiguo, sólo por ser antiguo, que llegue a hacerles negar, en provecho del pasado, cuanto se realiza en el presente?
Sí… y no, habría que contestar. El conocimiento existe, pero de modo muy relativo, puesto que es conocimiento engendrado por pasión, tal vez oculta, pero pasión al fin. Se trata de una convicción nacida del odio, de la envidia, del deseo de destrucción de todo aquello que ha sido realizado por hombres que aún viven y cuya superioridad es, mientras más grande, más insoportable. Se detesta en esa forma porque, decentemente, no se podría detestar en otra, y casi se llega en el engaño hasta a obtener una apariencia de justificación para consigo mismo…
Creyendo, como firmemente creo, que el fin del Arte no puede ni debe ser otro que el de producir la emoción en todos sus aspectos, sufro el temor, fundado en la experiencia, de que alguien, usando del medio como fin, convierta el Arte en artificio y crea cumplir con su misión de artista realizando porvmedio de los sonidos algo así como un problema de ajedrez, un jeroglífico u otro inocente e inútil pasatiempo.
La creación de nuevas formas – Manuel de Falla
Es cierto que algunos no pueden aspirar a más, y aún será será mucho que consigan esto; pero no es a ellos a quienes me dirijo. Hablo a los que, en más o menos grado, sientan latir en su espíritu la fuerza creadora. Vuelvan éstos la vista al pasado, pero sin retroceder del terreno que otros han conquistado; vean el progreso admirable y siempre creciente de este Arte desde que como tal empezó a existir; admiren con fervoroso y profundo agradecimiento a aquellos artistas que, no contentándose con seguir el camino hollado por los que les han precedido, han abierto otros nuevos, y formen, al fin, la resolución de que la semilla más o menos rica que el Creador puso en su alma, dé un fruto nuevo, en tierra viva y fresca, a pleno sol y en ancho y libre campo…
Creo, modestamente, que el estudio de las formas clásicas de nuestro arte sólo debe servir para aprender en ellas el orden, el equilibrio, la realización frecuentemente perfecta de un método. Ha de servirnos para estimular la creación de otras nuevas formas, en que resplandezcan aquellas mismas cualidades, pero nunca (a menos de perseguir una idea especial) para hacer de ellas lo que un cocinero con sus moldes y recetas.
Permítaseme confesar lealmente que en la obra de que tengo el placer de ocuparme se juzgan las tendencias y aun los frutos de la nueva música desde cierto punto de vista que no siempre es el mío. Creo que el Arte debe servirnos actualmente para hacer música tan natural que en cierto modo parezca una improvisación; pero de tal manera equilibrada y lógica, que acuse en su conjunto y en sus detalles una perfección aún mayor que la que admiramos en las obras del período clásico hasta ahora presentadas como modelos infalibles.
Creerá alguien que cuanto acabo de decir significa un desdén más o menos oculto por las obras del pasado. ¡Pobre de mí si así fuese! Y aún diré más: ¡Pobres de los que alucinados por la flamante belleza del arte nuevo, rechazan el antiguo! Estos se privan voluntariamente de goces exquisitos tal vez más intelectuales que emotivos -, pero tan grandes que aumentan el placer producido por el arte actual, al descubrir en éste las consecuencias más o menos directas de aquél.
La creación de nuevas formas – Manuel de Falla
Lo que he pretendido decir es que nuestro oficio se ha de ejercer sin preocupaciones absurdas, con alegría, con libertad…La inteligencia no debe ser más que un auxiliar del instinto. Debe servir aquélla para encauzar éste, para darle forma, para domarlo; pero nunca para destruirlo, pese a cuantos dogmas llenan los libros escolásticos.
Error funesto es decir que hay que comprender la música para gozar de ella. La música no se hace, ni debe jamás hacerse, para que se comprenda, sino para que se sienta.
En suma: creo que el arte se aprende, pero no se enseña. Cuantos pretenden dogmatizar en Arte, no sólo se equivocan lamentablemente, sino que perjudican al Arte mismo que con ocultö orgullo simulan proteger. Siga, pues, cada cual su gusto y sus tendencias; de ese modo, divierta o no a los otros, conseguirá, por lo menos, divertirse a sí mismo… que no es poco. Además, que quien se divierte ejerciendo su oficio tiene muchas probabilidades de divertir también a los demás…
Para terminar: creo que cuanto hay de emoción en el Arte se ha producido de manera inconsciente por el artista; pero éste no habría podido exteriorizarla, darle forma, sin tener una preparación consciente y absolutamente completa de su oficio.
La creación de nuevas formas – Manuel de Falla
FiN
La voluntad lo puede todo – Ramón Menéndez Pidal