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El metacapitalismo tecnocolectivista, aunado a la IA ( Inteligencia Artificial) y el Big Data nos conducen a un totalitarismo que originará un mundo que será una mezcla de distopías ya conocidas como «1984» de Orwell y «Un mundo feliz» de Huxley pero manejado por una élite neoaristrocrática, omnisciente y mesiánica. Una nueva fuerza política gobernante con pretensiones dinásticas, omnipotente y casi indestructible porque tiene todos los medios en su mano. (El metacapitalismo tecnocolectivista que viene)
¿Qué es el metacapitalismo?
En el artículo “Historia de los quince siglos”, publicado en 2004, es decir, hace 13 años (no lo busquen en internet porque no está), el filósofo Olavo de Carvalho explicó el fenómeno que vino a llamar metacapitalismo. Según postuló, las estructuras de poder ligadas al origen del capitalismo (liberalismo burgués) son efímeras, ya que “un siglo de libertad económica y política es suficiente para hacer que algunos capitalistas sean tan formidablemente ricos que ya no quieran someterse a los caprichos del mercado que los enriqueció ”.
¿Que han decidido hacer entonces? Controlar el mercado para librarse de las fluctuaciones que en todo mercado libre se originan y que, así, no puedan afectar negativamente a sus fortunas.
“Y los instrumentos para esto son tres: el dominio del Estado, para la implementación de las políticas estatistas necesarias para la perpetuación del oligopolio; el estímulo de los movimientos socialistas y comunistas que invariablemente favorecen el crecimiento del poder estatal; y el alistamiento de un ejército de intelectuales para preparar a la opinión pública para despedirse de las libertades burguesas y entrar felizmente en un mundo de represión omnipresente y obsesiva (que se extiende hasta los últimos detalles de la vida privada y el lenguaje cotidiano), presentado como un paraíso adornado al mismo tiempo con la abundancia del capitalismo y la “justicia social” del comunismo”.
Evidentemente esto supone el control de los medios de comunicación por un lado y el establecimiento de la tecnocensura en las redes sociales e internet; y un enorme entramado de corrupción pública y privada para la compra de voluntades o clientelismo.
El metacapitalismo tecnocolectivista que viene
«En este nuevo mundo, la libertad económica esencial para el funcionamiento del sistema se preserva en la medida estrictamente necesaria para permitirle subsidiar la extinción de la libertad en los ámbitos político, social, moral, educativo, cultural y religioso».
“Con esto, los megacapitalistas cambian la base misma de su poder. Ya no dependen de la riqueza como tal, sino del control del proceso sociopolítico. Control que, liberándolos de la exposición aventurera a las fluctuaciones del mercado, los convierte en una potencia dinástica duradera, una neoaristocracia capaz de atravesar ilesa las variaciones de la fortuna y la sucesión de generaciones, abrigada en el baluarte del Estado y de los organismos internacionales».
“Ya no son megacapitalistas: son metacapitalistas, la clase que trascendió el capitalismo y lo transformó en el único socialismo que existió o existirá: el socialismo de los grandes señores e ingenieros sociales a su servicio”.
Doce ideas sobre el biotecnocolectivismo, la IA y el Big Data.
(i) El Estado de vigilancia para el control total vía sistemas de Inteligencia Artificial (IA) y el Big Data es ya una realidad. El sueño de Antonio Gramsci, el “poder omnipresente e invisible”, ya es una realidad en todo el mundo occidental
(ii) Tanto el metacapitalismo (*) occidental como el Partido Comunista Chino (PCC) encuentran en la supremacía tecnológica un punto de interés común. (*) GMAFIA: Alphabet (Google), Amazon, Apple, Microsoft y Facebook y BAT: Ali Baba y Tencent.
(iii) Tanto el metacapitalismo occidental como el Partido Comunista Chino entienden que cualquier intento unilateral de dominación global es imposible; pero que compartiendo el pastel (Metaoligopolio), ganan todos (ellos). El fin de la libre competencia, el oligopolismo tecnocrático.
El metacapitalismo tecnocolectivista que viene
(iv) Ambas partes son enemigas acérrimas de la democracia como lo prueban Tianwang – el skinet de vigilancia chino- y los escandalosos procesos de privatización del poder político, mediático y cultural en Occidente vía «filantropía» y mesianismo.
(v) Los metacapitalistas entendieron que si no puedes alquilar (comprar voluntades) a tus variopintos representantes en organismos internacionales –«representantes» que no fueron elegidos en urnas, que no rinden cuentas y que imponen agendas repudiadas por las mayorías– la única alternativa para lidiar con los rebeldes es su total destrucción.
(vi) Para estos billonarios con complejo mesiánico, el modelo ideal de gobierno no es el gobierno rentado (comprado) sino el gobierno inexistente.
(vii) El PCC y los metacapitalistas (desengáñense) son amantes del colectivismo.
(ix) El metacapitalismo y el PCC comparten una visión de progreso utilitarista, materialista y mecanicista basada en la sociometría (y muy pronto, la biometría).
El metacapitalismo tecnocolectivista que viene
(x) El ideal de progreso justifica el «sacrificio» de millones de personas; quienes pongan en duda la falta de escrúpulos del PCC y los metacapitalistas tecnológicos para imponer su visión de «progreso» encontrarán respuestas definitivas en la Revolución Cultural …
(xi) …y la grotesca agenda abortista, el control de la población en número (reduciéndola) y por el seguimiento via IA y el BigData, del progresismo globalista. Amor, compasión, dignidad y demás “inutilidades” jamás encontrarán espacio en la nueva moral del algoritmo.
(xii) A esta orgiástica colusión se han unido en comandita los Estados, políticos y entes supranacionales, el poder financiero, las grandes corporaciones, los billonarios filantropoides, Bancos, empresas tecnológicas, alimentarias, de la energía, farmacéuticas, etc. pretenden crear el nuevo modelo totalitario «biotecnocapitalmarxista». Ese engendro de dominación que ya ha sido testado en la China comunista. La hoja de ruta está fijada por el Foro de Davos y la Agenda2030. (Ver El hombre del fin del mundo en la élite)
Finalmente. ¿Es deseable el tránsito desde la tecnología al servicio del hombre al hombre al servicio de la tecnología? Para quienes tienen la posibilidad de convertirse en dioses imponiéndonos sus deseos y aspiraciones, sin duda. Sin embargo, para el común mortal que habita en este mundo de incertidumbre, coincidencias y sutilezas será indispensable entender que la distancia que separa a inofensivos aplicativos móviles de sistemas tecnológicos de control total es mucho más corta de lo que se cree.
El metacapitalismo tecnocolectivista que viene
Aquí el video: Capitalismo y tecno-colectivismo | Agustín Laje – Miklos Lukacs
El metacapitalismo tecnocolectivista que viene
FiN
