Dedicado a la imperial majestad de Dios. Compuesto por D. Miguel Mañara Vicentelo de Leca, (Sevilla, 3 de marzo de 1627, 9 de mayo de 1679). Caballero del Orden de Calatrava, y Hermano Mayor de la Santa Caridad de nuestro Señor Jesucristo en Sevilla: Discurso de la Verdad Miguel Mañara.
Tabla de contenidos
- Discurso de la Verdad Miguel Mañara
- Miguel de Mañara: Título de Venerable y en proceso de beatificación
- Discurso de la Verdad Miguel Mañara
Discurso de la Verdad Miguel Mañara
Prólogo
Nota: He respetado el texto original por lo que encontrarán algunas peculiaridades lingüísticas de la época..
Los escritores ascéticos de España fueron en otro tiempo la admiración y encanto de las almas piadosas por su originalidad, elevación, fervor y ternura. Sus obras fueron traducidas de todas las lenguas. Mengua sería dejar caer completamente en el olvido esas preciosas joyas literarias de los siglos de oro de nuestra literatura religiosa, en particular el curioso opúsculo intitulado que nos atañe.
Discurso de la Verdad, poco conocido en Madrid, y aun en España, fuera de Andalucía. Escribiólo hace más de 350 años el célebre y piadoso caballero D. Miguel de Mañara, que murió en 1679, y fué impreso juntamente con el libro de su admirable y santa vida.
Al fin de esta edición se da también un compendio de aquélla pues á la verdad la vida de aquel caballero edifica y enseña á los seglares , tanto ó más que su escrito, puesto que la vida de los justos es la moral en acción y ejecución de lo que enseñan.
El lenguaje sencillo de esta obra tiene mucho atractivo para los seglares por su claridad y por lo enérgico de las frases, al estilo de nuestro país. Escrito por un seglar, caballero, que vivía en medio del mundo retirado del mundo, tiene cierta índole peculiar que le hace muy á propósito para los que en el mundo vivimos; y en medio de sus olas luchamos, envidiando á los que se han acogido al sagrado puerto del estado religioso, viviendo con superior perfección.
Discurso de la Verdad Miguel Mañara
Dedicatoria.
Padre poderoso , sabio, inmenso , rey de Israel fortísimo, principio y fin de todas las cosas, Padre santísimo, de cuya sabia Providencia están pendientes todas las criaturas. Desde el cuervo que mora en el desierto, desamparado de sus padres, hasta el más alto Serafín que en el cielo asiste á tu Grandeza; humilde llama desde la tierra tu esclavo, deseando sólo tu mayor gloria.
Comunica, Señor, tu luz á mis tinieblas, tu sabiduría á mi ignorancia, tu santo espíritu á mi tibieza, para que inflamada el alma que tú criaste, y depositaste en el sucio barro de mi cuerpo, desde allí descubra la verdad á todos los mortales que la tierra habitan, para que desengañados huyan de la tiranía de Babilonia y de su príncipe el demonio; vean la infalible muerte que han de pasar, y el terrible juicio que les espera . ¡Oh Señor! Vuelve tu paternal y santo rostro al que lo leyere, para que tu luz sea recibida y lléve fruto de tu palabra, y á mi, hombrezuelo, enseña lo que no sé, y da lo que no tengo, por los méritos de Jesucristo, mi Señor, con quien vives y reinas.
Discurso de la Verdad Miguel Mañara
§ I
Memento, homo, quia pulvis es, et inpulverem reverteris. Es la primera verdad que ha de reinar en nuestros corazones: polvo y ceniza, corrupción y gusanos, sepulcro y olvido. Todo se acaba: hoy somos, y mañana no parecemos: hoy faltamos á los ojos de las gentes, mañana somos borrados de los corazones de los hombres. Breves son los días de hombre, dice el santo Job (Job, cap. 14), pasan como flores, y sus años son semejantes á los rocíos de los prados: son nuestros días como las aguas de los ríos, que nunca vuelven atrás: y así son irrecuperables : pasaron, y con ellos nuestras obras.
El hombre nace para trabajos, llorando entra en el mundo, en trabajo vive y con dolor muere. Sus días florecerán como la flor del campo, dice el Profeta ( Psalmo 120). A grandes peligros está puesta esta flor: el sol la quema, el cierzo la seca, un hombre la pisa, un animal la pace, el agua la ahoga y el calor la marchita. Pues á tantos riesgos está sujeta tu miserable vida, hombre vano, razón es que la cuides.
Discurso de la Verdad Miguel Mañara
§ II
Allí hay vida, donde bien se vive; algunos comienzan á vivir cuando van á morir. Miren ¿qué vida alcanzarán los que al entrar en el otro siglo quieren empezar su buena vida? Ofrecen á Dios sacrificios de muertos, que son los dias de su vejez, débiles y miserables. Si acá viéramos que un hombre de ochenta años pretendía entrar por paje del Rey, ¿no haríamos burla de su imprudencia, pues empezaba á servir cuando era razón estuviese cargado de méritos como de años ? Pues lo mismo les sucede á estos mentecatos. No es bueno ni malo el vivir, pues es común á los hombres y las bestias; sólo el vivir bien es loable.
Discurso de la Verdad Miguel Mañara
§ III
Es nuestra vida como el navío, que corre con presteza, sin dejar rastro ni señal por donde pasó: pasa con la misma priesa nuestra vida , sin dejar de nosotros memoria. ¿ Qué se hicieron tantos Reyes y Príncipes de la tierra, que dominaban el mundo? ¿Dónde está su majestad? Buscad á Alejandro , llamad á Escipión, y quizá estarán en alguna tapia sus cenizas, ó barda de alguna huerta. Preguntadles cómo les va, y mudamente responderán: Vanitas vanitatum, et omnia vanitas .
Y si, como el bienaventurado S. Agustín dice en la Ciudad de Dios que los cuerpos de los muertos no se acaban, sino se deshacen, llevando cada elemento la porción que le toca, de que están compuestos. El calor natural sale del cadáver, y busca lugar en el elemento del fuego : y la parte del aire también, deshaciéndose la carne, queda su porción en el aire : la humedad busca por la tierra su elemento, que es el agua, ó con la fuerza de los rayos del sol es levantada á vapor y convertida en agua.
Y en fin, el curso de los dias la pone en su natural sosiego, con que queda la tierra del cuerpo muerto sin los otros mixtos purificada , y descansando en la otra tierra, de que tuvo su principio. Y asi dijo S. Pablo, el primer ermitaño, á S. Antonio Abad cuando le visitó, que era ya tiempo que la tierra volviese á la tierra, pidiéndole le diese sepultura á su flaco y penitente cuerpo. Pues si en esta división pára la grandeza humana ¿ por qué te ensoberbeces, ceniza ? Polvo, ¿ por qué presumes? ¿Qué locura es esta que os tiene ciegos en mitad del dia ? Si el cuerpo de Julio César, de quien temblaba el mundo, estuviera ahora criando berzas en alguna huerta, ¿quién lo creyera? Y puede ser que sus cenizas tengan hoy estas operaciones.
Discurso de la Verdad Miguel Mañara
§ IV
Si tuviéramos delante de los ojos la verdad, ésta es, no hay otra, la mortaja que hemos de llevar, había de ser vista todos los dias por lo ménos con la consideración, que si te acordaras que has de ser cubierto de tierra y pisado de todos, con facilidad olvidarías las honras y estados de este siglo; y si consideras los viles gusanos que han de comer ese cuerpo, y cuán feo y abominable ha de estar en la sepultura , y cómo esos ojos, que están leyendo estas letras, han de ser comidos de la tierra, y esas manos han de ser comidas y secas , y las sedas y galas que hoy tuviste se convertirán en una mortaja podrida, los ámbares en hedor, tu hermosura y gentileza en gusanos, tu familia y grandeza en la mayor soledad que es imaginable.
Mira una bóveda, entra en ella con la consideración, y ponte á mirar tus padres ó tu mujer (si la has perdido), los amigos que conocías. ¡Mira qué silencio! No se oye ruido: sólo el roer de las carcomas y gusanos tan solamente se percibe. Y el estruendo de pajes y lacayos, ¿dónde está?
—Acá se queda todo. Repara las alhajas del palacio de los muertos: algunas telarañas son. ¿Y la mitra y la corona ?
—También acá la dejaron. Repara, hermano mió, que esto sin duda has de pasar, y toda tu compostura ha de ser deshecha en huesos áridos, horribles y espantosos, tanto que la persona que hoy juzgas más te quiere, sea tu mujer, tu hijo ó tu marido, al instante que espires se ha de asombrar de verte; y á quien hacías compañía has de servir de asombro.
Discurso de la Verdad Miguel Mañara
§ V
Con estas consideraciones, hermano mió, tú olvidarás el mundo y su embeleso. Muy cerca tienes el dia, que te llamará la muerte ; y entónces, ¿ de qué te aprovecharán estas niñerías, en que ahora te ocupas ? ¿Qué te aprovechará en aquella hora ser rico, poderoso, grande ó pequeño ? Sino lo que decía aquel reyJosafat, estando á la muerte: «Sé que muero en estos ricos y adornados palacios, y no sé adónde seré hospedado esta noche.» Ciego eres, si no ves estas cosas; desventurado de tí, que surcas el mar y la tierra por juntar riquezas para dejarlas á otros; y cuando ménos pienses entrarás desnudo en una sepultura llena de huesos y calaveras, que será tu oscuro aposento hasta el fin del mundo.
Mira ¡ cuánto há que poseen este aposento los difuntos ! Matusalén vivió novecientos años, y há cerca de cinco mil que está en la sepultura. El santo Rey David vivió poco más de sesenta, y há tres mil años que está en la sepultura. Alejandro no llegó á treinta, y há más de mil años que es tierra. Los pontífices, los reyes que pasaron, ya son tierra. Tus conocidos (ve acordándote de ellos) vivieron cuatro días y serán muertos muchos siglos, y tú serás lo mismo. Pocos días vivirás , y muchas edades habitarás con los gusanos y lombrices de la tierra.
Discurso de la Verdad Miguel Mañara
§ VI
Y lo peor es la seguridad con que vives, muriendo cada dia. Si te avisasen con certeza que uno de los criados de tu casa te había de quitar la vida , no te guardarías de todos? Pues si has de morir infaliblemente en uno de los siete días de la semana, que son criados que te sirven á tus pasatiempos; ¿por qué no te guardas de ellos, viviendo bien y no fiándote de ninguno, como de criados traidores, pues uno de ellos te ha de quitar la vida? Y no sabes cuál ha de ejecutar la sentencia de Dios y su santo decreto.
De aquel gran Soldán de Egipto se cuenta, que estando á la muerte llamó á su alférez Real, el que llevaba en las batallas su estandarte, y le dió la mortaja con que le habían de amortajar, y le mandó que fuese por toda la ciudad de Damasco, y á voces dijese: — «Veis aquí lo que saca el gran Saladino de todo su imperio; sólo este trapo le acompaña , y en la tierra deja todas sus guardas y señoríos.» Zeferino refiere del emperador Severo, que mandó hacer un cántaro de bronce para que el dia de su muerte fuesen echadas en él sus cenizas, y tomándole en las manos dijo : Tú tendrás dentro de tí en la muerte , á quien en la vida no cabe en el mundo.
Y así dijo muy bien Epitecto , que este mundo era una comedia , que en él todos somos farsantes; unos hacen papel de reyes , otros de esclavos ; unos de tullidos y otros de ricos; unos de sabios y otros de ignorantes; unos apénas representan cuatro palabras , otros tienen el papel muy largo según lo que el autor de esta comedia les dió; y cada uno lo que debe hacer es el papel que le cupiere con perfección el tiempo que le durare; que el repartir los dichos y papeles al autor sólo le toca, que por postre estas figuras que representamos se han de acabar ; y en quitándonos del tablado de este mundo todos quedamos iguales, y en polvo y tierra resueltos : representamos lo que no fuimos, y no somos lo que representamos.
Discurso de la Verdad Miguel Mañara
§ VII
Mandó Dios á Ezequiel su santo Profeta (Efes. cap. 4), que figurase en un adobe á Jerusalen y sus muros y el cerco de los caldeos: encima de un poco de barro manda dibujar las fuerzas y ejércitos de los hombres, y todo lo que al mundo le parece grande, por mostrarnos que todo esto es un poco de lodo mal cocido, de ninguna sustancia y duración. Casa*, dos ha habido que han durado tres días, y reyes sin estrenar la corona, y pontífices que no se pusieron la tiara. Bocado ha habido que no ha llegado á la boca.
\ Oh! mira el que iba á comer, el rey de los asirios, Baltasar (Daniel, cap. 5) en aquella sacrílega cena, donde le asistían la hermosura de sus damas, la multitud de sus grandes le festejaban, las escuadras de sus soldados aseguraban su persona, sus palacios ¡qué soberbios!
\ Qué mesas tan llenas de manjares, olores y riquezas! El oro en las vajillas, los diamantes en las cabezas y manos, los brocados por las paredes, hasta los vasos del templo santo consagrados á Dios, servían á sus bebidas.
\ El que se hallaba señor de toda esta grandeza, ¿qué deleite y qué vanidad no tendría? En medio de esta abundancia, cuando ménos lo pensaba, levantó los ojos á la pared, adonde vió una mano que escribía : ¡Mañana morirás ! A este solo susto dió en el suelo todo lo soñado, pues para el miserable lo había sido todo «1 tiempo pasado de su imperio. Acabó su papel, quedó barro como lo demás.
Discurso de la Verdad Miguel Mañara
§ VIII.
Si eres cuerdo, no fíes del estado, que no es tuyo, que cuando ménos lo pienses te lo quitarán. Hay muchos que hacen con la vida lo que con una pieza de paño : este pedazo para capa, el otro para mangas, y éste para una caperuza , como si el paño fuera suyo. Ahora soy mozo, mañana hombre, el *otro dia viejo, entónces me daré á Dios, y de este modo tratan su vida, como si fueran señores de ella.
Así la trataba aquel rico del Evangelio (S. Lúcas # cap. 12), prometiéndose muchos años; tanto, que quería hacer nuevos graneros para recoger sus frutos, y estando enamorando á su alma con las felicidades que poseía, oyó una voz que le dijo: « ¡Loco, esta noche quitarán tu alma de tí! » En esto pararon sus locuras, pues disponía del tiempo que no era suyo. Dice el profeta Malaquías (Cap. 1): «Maldito sea el hombre falso que tiene en su ganado buen sacrificio, y ofrece á Dios lo más vil y despreciado.»
Das al mundo lo mejor de tu vida, y á Dios la vejez flaca y enferma, quizá porque el mundo ya no la quiere, ¿y lo despreciable al mundo quieres sea víctima agradable á Dios ? ¿ No fuera loco el que aguardara á transplantar los árboles después de viejos y secos , para mejorar de frutos? Sustancia y vigor ha de tener la planta, que de otra suerte, aunque se mude, no dará frutos. El elefante dobla las juntas de los brazos con gran facilidad cuando es nuevo; después, en entrando en edad, endurécense los nervios, y tiene las piernas como columnas, sin poderlas doblar.
Con grandísima dificultad podrás en la vejez volverte á Dios, por estar duro tu corazón y obstinado en pecados. A muchos sucede lo que al caminante , que en tiempo de lluvias se encuentra con un arroyo que pudiera pasar de un salto; y diciendo adelante lo pasaré, miéntras baja más abajo lo halla mayor y con más agua, y no lo puede pasar. Así el que al principio con un salto de dolor pudiera pasar á la otra parte de la buena vida no lo hace; dilatando la penitencia para adelante , crecen con los días las dificultades, con que se va haciendo más inhábil cada día.
Discurso de la Verdad Miguel Mañara
§ IX.
Vió en el desierto un santo solitario á un hombre que había hecho un haz de leña para llevarle acuestas , y vió que probó á subirlo sobre los hombros y no podía, y el remedio que buscó fué hacer más leña con que acrecentó la carga, y ménos podía subirla. Retase el santo ermitaño de la locura de este hombre, hasta que le dijo un ángel:—«Más locos son los hombres, que dejan para mañana su conversión: no pueden hoy levantar su corazón á Dios con la grave carga de sus pecados, y esperan á mañana con muchos más levantarse más ligeros.»
Los más de los hombres de este miserable siglo no se acuerdan de volverse á Dios, si no es cuando el mundo los deja, y entónces, á más no poder, lo hacen porque con la muerte los deja el tiempo. Tarde acordó Faraón, rey de los Gitanos, á conocer á Dios en el mar Bermejo (Exod. , cap. 14): arrepentido, quiso volver atrás; pero las aguas le embarazaron el camino, y quedó muerto en ellas. Las vírgenes locas tarde aparejaron sus lámparas, por lo cual se quedaron fuera (S. Mat. cap. 25).
En la apretura y rigoroso trance de la muerte, de maravilla se halla buena disposición: cosa es muy rara el que tenga contrición verdadera el que ántes no la tuvo. El santo Rey David dice (PSaL 6):
—No hay quien se acuerde en la muerte de Vos. Pues ¿quién se acordará? El que vive, Señor, el que vive (responde el rey Ezequías (cap. 28) en su cántico) no el que está agonizando con dolores , ánsias y desventuras.
Acuérdate de tu Criador en el tiempo de la juventud, dice el Sábio, ántes que se oscurezcan el sol de tu entendimiento y las estrellas de tus sentidos, no seas como el otro ignorante, que cuenta el cardenal Belarmino-, que á la hora de la muerte pedía con grandes voces tiempo para hacer penitencia y oyeron los que le ayudaban á bien morir una tenebrosa y espantosa voz que le decía:
—¡Necio, ahora que el sol se pone, pides tiempo de penitencia! ¿Quéhacías cuando te alumbraba todo el dia? Y en estas miserables congojas dio su alma á los demonios. Bien parece ser falsa la penitencia de los tales, pues en sanando vuelven á sus vicios : la necesidad les fuerza á que digan verdades, no la buena voluntad: son como los ladrones, que no confiesan sus delitos, sino á puros tormentos , cuya confesión no los libra de la pena, ántes les da la muerte.
Discurso de la Verdad Miguel Mañara
§ X
Arroja el mercader sus riquezas al mar, y si después le viene tranquilidad, con mayor ánsia busca los fardos que nadan sobre las aguas; con que se conoce que si no fuera por el peligro, según su voluntad lo muestra, no las echara de sí. Así hacen con los pecados los que á aquella hora aguardan, échanlos por el peligro: pero el amor que toda la vida les tuvieron va asido á ellos, como el mercader á sus riquezas: vemos con los ojos que confiesan con la boca muchos pecados: pero no les vemos el corazón, de donde han de ser borrados, y así nos parece que todos se van al cielo, y están muchísimos en el infierno con todos los sacramentos, porque no se dispusieron, y nosotros quedamos muy contentos porque murieron como unos pajaritos, como si estuviera en el morir deprisa despacio la buena muerte.
Despacio murió el mercader que ganó su hacienda engañando á sus hermanos, y más despacio está su alma en los infiernos. Deprisa murió el siervo fiel á su señor, que repartió sus bienes eon los pobres, y vivió muriendo cada dia, y está en la alegría de la casa de Dios. Blanca se quedó como una paloma la mujer ramera, y negra vive su alma entre los demonios miéntras Dios fuere Dios.
Negros y con grandes ánsias murieron los santos que sirvieron á Dios, y ahora son estrellas en la región de la luz. Todo esto nace de ser hombres carnales quien lo juzga, y así han dejado estos abusos y mentiras en el mundo. Si vieran á los santos mártires ahogados, despedazados y quemados, ¿qué dijeran de ver sus cadáveres tan monstruosos? Hánse criado en el cieno de este mundo, y no han salido de las tinieblas de Egipto: y así tienen éstos ojos y no ven; que si vieran , verían que este género de muertes y diversidad de accidentes toca á la complexión del cuerpo mortal, ó la naturaleza del achaque de que mueren, de lo cual no es partícipe el alma, porque sus enfermedades son invisibles; que si las viésemos, conoceríamos lo horrible de los vicios.
Por eso no hay que fiar en la muerte de estas postreras obras, porque el alma con la gravedad de los dolores del cuerpo, á que está unida, no puede levantarse á Dios, porque toda ella está en la parte que padece. Esto sucede muchas veces en los siervos de Dios en aquella tremenda hora, y así se les oye quejar de su desamparo. Pues si esto sucede á los que en esta vida estar bien habituados, ¿qué le sucederá á quien no lo está?
Si esto sucede á los varones fuertes que han peleado contra sus pasiones. ¿Qué les sucederá á lo: flacos, que siempre han sido vencidos de ellas? Así las más veces lo yerran, aunque nos parezca i nosotros lo aciertan, porque todas sus obras son carnales y brutales, sin llevar otra luz que carne sangre : y aunque nos parezca que con la boca disponen, su corazón está rebelde y lleno de malicía, y así nada les aprovecha.
Discurso de la Verdad Miguel Mañara
§ XI
Quien vió lo que Judas hizo después que vendió á Jesucristo, ¿no dijera que era un verdadero penitente? Porque él confesó su pecado á voces, restituyó la honra en público á quien se la había quitado , volvió á su dueño el dinero mal ganado. ¿Quién, viendo estas demostraciones, no dijera había enteramente satisfecho su pecado? Y con todas estas circunstancias se condenó, porque el corazón estaba de diferente color que las obras exteriores. ¿Qué importa que la boca diga ¡ pequé ! si el corazón no dice nada?
Que desprecie las riquezas con la lengua cuando las guarda el corazón, ¿ qué importa ? Llega á las playas de Nínive el profeta Jonás (Joñas, cap. 5) empieza á sonar su voz por las calles y plazas de aquella opulentísima ciudad , pregona la justicia de Dios que vendrá sobre sus habitadores dentro de cuarenta días, y al instante empiezan todos á llorar y hacer penitencia de sus pecados; bien pudieran aguardar á algunos días, pues sabían tenían cuarenta días de término. No, sino luego hicieron penitencia, desde el rey hasta el más vil esclavo. Viene el auxilio de Dios, suena la voz del Señor, de Jonas, en nuestros corazones.
No hay que aguardar segunda voz, no sea que sea la postrera que Dios tenga determinada para castigar nuestros pecados. Estos varones ninivitas tiene Dios guardados para el dia del juicio, y con ellos juzgará á éstos embelesados del mundo.La penitencia de San Juan Bautista y la del santo profeta Jeremías, ambos santificados ántes de nacer, se levantarán contra esta mala gente el dia de la venganza, pues teniendo vidas inculpables, hacían rigorosa penitencia sólo por asegurar la gracia de Dios : mira tú, ¿qué debes hacer, cuando tienes que pagarle tanta multitud de culpas ?
Discurso de la Verdad Miguel Mañara
§ XII
Ahora te ven mis ojos, y hago penitencia en ceniza y llanto, decía á Dios el santo Job (Job , cap. 24). Pues fuiste criado para gozarle, abre tus ojos y conoce quién es cuando te habla en el corazón con santas inspiraciones. Habla el villano con el Rey en el campo, y no le venera por no conocerle: así dijo el soberbio rey Faraón á Moisés: (Exod M cap. 5)
—¿Quiénes Dios? ¡No sea que tú digas lo mismo ! Todos meditamos en este mundo, unos traen delante de sí á Dios , y otros á su interes. Este es el dios de cada uno. Si deseas hartar tus deseos y la insaciable sed de tus apetitos con los bienes y riquezas de este mundo, vas engañado, como lo estuvieras si quisieras hartar un caballo con carne y un león con yerba. Ordenó Dios su mantenimiento á todas las cosas, á tu alma le cupo el cielo por centro; mira como sosegará con cuatro piedras amarillas, que el mundo llama oro?
Y si con éste quieres sosegarte, lo conseguirás, como si para matar una hoguera le echases leña seca. Estos son desatinos pues de la misma suerte lo es saciar nuestra alma, que es espíritu, con bienes materiales, que son tierra. Cuando salgas de ese cuerpo en que habitas verás estas verdades, y llegará el dia que no tendrá noche para tí, ó la noche que no tendrá dia, y salgas de este mundo para el otro siglo.
Discurso de la Verdad Miguel Mañara
§ XIII
Hermano mio, si quieres tener buena muerte, en tu mano está: ten buena vida que con buena vida no hay mala muerte, ni buena muerte con mala vida. Todo se acaba; si no ha de durar, ¿qué se te da de conseguir lo que deseas? Si sirves á los príncipes, ellos te dejarán mañana, ó tú los dejarás con tu muerte.
Mira á S. Francisco de Borja lo que le sucedió: sirvió muchos días á los emperadores, y muriendo la emperatriz se la dieron de depósito para que la llevase á Granada á enterrar, y abriendo la caja adonde iba aquella señora, á quien él y un mundo servía de rodillas, vió un saco de gusanos, y que la corona estaba asentada sobre un poco de podre, y dijo: — ¡En esto paran las grandezas humanas j á quien los hombres se desvelan en servir! Yo prometo de aquí adelante no servir á señor que se muera.» Como lo prometió así lo hizo, sirvienda á Dios tan de véras, como nos lo dice su santa vida.
Discurso de la Verdad Miguel Mañara
§ XIV
¿ Qué importa , hermano , que seas grande en el mundo, si la muerte te ha de hacer igual con los pequeños ? Llega á un osario que está lleno de huesos de difuntos , distingue entre ellos el rico del pobre, el sabio del necio y el chico del grande; todos son huesos, todos calaveras, todos guardan una igual figura. La señora , que ocupaba las telas y brocados en sus estrados , cuya cabeza era adornada de diamantes , acompaña las calaveras de los mendigos.
Las cabezas que vestían penachos de plumas en las fiestas y saraos de las cortes , acompañan las calaveras que traían caperuzas en los campos. ¡ Oh justicia de Dios, cómo igualas con la muerte á la desigualdad de la vida! ¿ Qué cosa hay tan horrible como el hombre muerto ? Fantasma á la ilusión de quien lo conocía, horror á los ojos de quien lo amaba. ¡Oh instante que mudas las cosas! l¡Oh instante del ser al no ser ! ¡ Oh instante, puerta de los siglos ! j Oh instante, en que todo se acierta ó todo se yerra! ¡ Oh instante, en que ninguno dirá yo te pasaré seguro ! Porque ninguno sabe si es hijo de ira ó de amor ! ¡ Oh instante, el que te perdió una vez, no te hallará más miéntras Dios fuere Dios ! ¡Para siempre, para siempre, sin término, ni fin !
Discurso de la Verdad Miguel Mañara
§ XV.
¡Oh locos , que no veis estas verdades! l¡Oh hijos de Babilonia, los que habitáis en sus delicias y bebeis de las inmundicias de su cáliz, por defuera oro y por dentro veneno! fx¡Oh, ramera prevaricadora de la verdad, pues llamas males á los bienes y bienes á los males! Todo tu cuidado es borrar la razón del hombre , imágen de Dios , y el que nació para compañero de los ángeles, hacerlo compañero de las bestias , dando fuerza con la abundancia de tus vicios á nuestros apetitos para que reinen sobre la razón, y que ella cautiva, todo el edificio humano venga al suelo.
Estas transmutaciones hace con los hijos del siglo esta ramera, á quien tiene ciegos con las riquezas y delicias de este mundo. Y así, decía el apóstol S. Pedro que no era otra cosa este mundo, si no una casa llena de humo, adonde ciegos los ojos de la razón, no ven la verdad de las cosas : es un Babel de confusión , donde unos á otros no se entienden, todos desunidos para el bien y unidos para el mal: es un engaño con apariencia de verdad. Quien ve al poderoso le llama rico y es mentira, porque le faltan á su codicia todos los bienes ajenos.
Dícenle que es señor, y no lo es, porque no tiene los bienes, ántes los bienes lo tienen á él; y así no se ha decir: Pedro tiene cien mil ducados, sino cien mil ducados tienen á Pedro. No se ha de decir: Pedro puede mucho, sino Pedro puede nada. Al fuerte y temerario le llaman valiente , y es todos los días vencido de sus pasiones.
Llaman belleza á la compuesta de carne podrida , que mañana será gusanos : al virtuoso llaman hipócrita ; y al hipócrita, hombre ajustado : al liberal, pródigo ; ly al pródigo, hombre bizarro : al verdadero, buen hombre (que ya el serlo es oprobio); y al embustero, cortesano: al bufón, hombre ligero ; y al que es modesto , pesado. Este es el vocabulario de la casa de los locos y del palacio del humo, donde reina Babilonia , y adonde habitan las bienaventuranzas temporales , que hoy son y mañana no parecen, opuetas á las bienaventuranzas de Dios nuestro Señor, que habitan en la casa de la luz.
Dice el mundo: bienaventurados los ricos. lDice Dios : bienaventurados los pobres. Dice el mundo: bienaventurados los que se huelgan y rien. hDice Dios : bienaventurados los que lloran. Dice el mundo: bienaventurados los que son estimados. Dice Dios : bienaventurados los que padecen persecución. Tan opuestos como son los autores son opuestas las doctrinas.
Cristo nos dice (S. Matth.,cap. 6): «Quien es de este mundo no es de Dios; servir á Dios y á las riquezas, no puede ser : agradar á dos señores tan opuestos, es imposible.» Estos son dos caminos mpy distantes, uno va al occidente del infierno, otro al oriente del cielo. Cualquier paso que damos en ellos nos aparta del camino opuesto; y asi cada uno jnire cómo anda, que sus pasos le dirán el fin que lleva.
Discurso de la Verdad Miguel Mañara
§ XVI.
Muchos hay que no ven estas verdades, porque viven en tinieblas , y las padecen mucho mayores que las padecían los gitanos (Exod cap. io) que les duraron tres días , y hay muchos á quienes les duran cincuenta años. ¿Qué locura puede haber mayor que querer irse al cielo por otro camino que fueron los santos ? Los descubridores de las Indias nos enseñaron el camino de las Indias, y de esa misma suerte los descubridores del cielo nos enseñaron el camino del cielo.
¿Cómo llegarán al lugar donde llegaron S. Ambrosio, S. Gregorio, S. Agustin y Sto. Tomás de Villanueva, padres de la doctrina, de la penitencia y de los pobres, los obispos que gastaron el patrimonio de los pobres en las grandezas y profanidades en que los gastan los hombres más relajados del siglo ? Delante de las lágrimas del santo rey David y de la penitencia de S. Luis, rey de Francia, y de la caridad de S. Eduardo , rey de Inglaterra , ¿ qué parecerá un rey, que toda su vida la ha gastado en comedias, caza y juegos de cañas?
Delante de todos los santos, ¿ qué parecerán los que tuvieron sus mismos estados y no sus virtudes ? No hay que culpar al estado, que el estado no condena al hombre, sino el hombre al estado (Josué, cap. 10). ¿ Quién , viendo á Josué cubierto con un arnés de acero en un caballo furioso y la espada sangrienta en la mano, dijera era santo? Y vimos que á la voz de este siervo de Dios se paró el sol en el cielo, y toda la máquina celeste detuvo su curso. Imitemos las virtudes que los santos han ejercitado en todos estados; pues en todos tenemos gloriosos ejemplos, y no nos divierta el estado ajeno, y con eso tendrémos virtud en cualquier estado que nos halláremos; pero querer sin sus virtudes ir al cielo, es disparate.
§ XVII.
Tened vergüenza los que llamáis á Dios nuestro Señor Padre, verle tan solo. Y así su divina Majestad se queja por su profeta , diciendo : (Malachías, cap. I) «Si soy vuestro Padre, ¿dónde está el amor que me teneis ? Y si soy vuestro Señor, ¿dónde está el respeto?» Considerad en dos campos de batalla, como S. Cipriano consideraba dos ejércitos, el de Dios nuestro Señor en un monte, cuyo capitán es Cristo, que ocupa la cumbre, sangriento, lleno de dolores, afrentas y desnudez, con el invencible estandarte de la Santa Cruz, bandera de nuestro caudillo, debajo de cuya seña militamos. Mira más abajo sus apóstoles, llenos de angustias, de prisiones y tormentos.
Vuelve los ojos á la falda del monte , mira sus mártires, admira su fe y fortaleza, tintos en sangre están, escucha sus lamentos, y cómo su inocencia pide á Dios justicia, diciendo: (Apocal., cap. n): Vindica, Domine, sanguinem sanctorum tuorum, effusus est . Otros repiten el santo sacrificio de sus cuerpos, cantando (Isai cap. 65): Transivimus per ignem et aquam , ef eduxisti nos in refrigerium.
Mira los santos confesores con la fatiga que suben al monte , llenos de penitencias por el amor de su Criador; y con la esperanza de llegar á la alta cumbre, la publican diciendo (Psal. 19): Hi in curribus et hi in equis ; nos autem in nomine Domini Dei nostri invocabimus. Mira las santas vírgenes cantando alabanzas al Omnipotente por el triunfo de sus victorias, diciendo (Exod., cap. 15): Cantemus Domino , glorióse enim magnificatus est. Mira los santos anacoretas, llenos de amor, subir los peñascos del monte arriba, con cuánta ligereza los trepan diciendo (PSal. 41): Quemadmodum desiderai cervus ad fontes aquarum, ita desiderat anima mea ad te, Deus.
Repara que en todo este santo ejército no hay ninguno sin trabajos y sin consuelos: todos miran á lo alto, donde está su capitán; y con ser el monte tan alto y la subida tan áspera, no desmayan, ántes sus tropiezos aceleran el paso á su camino. Mira su santo y valeroso capitán cómo los alienta, diciendo: —Venid á mí los que trabajáis, que en mí hallaréis descanso; los que teneis sed venid, porque soy fuente de aguas vivas; venid, que soy vuestro Padre, vuestro Pastor, vuestro Rey y vuestro hermano.
§ XVIII.
Repara la diversidad de santos que ocupan las faldas de este santo monte, y por subir á su cumbre con más ligereza cómo se van desnudando de todo lo que les hace estorbo á subir á lo alto. Mira aquel rey arrojando la corona, el otro poderoso el dinero: el letrado los libros, el soldado las armas, y todo lo que les embaraza el camino es despreciado de su denuedo. Repara que como van subiendo al paso del camino es la fatiga y el ardor con que el que al principio podía sufrir la toga y dignidad, á los primeros pasos la deja ; á los segundos la capa, y á los postreros hasta la camisa le hace peso.
Mira que, aunque padecen fatiga, ninguno se pára, porque en este camino el pararse es volverse atrás. Mira que aunque todos suben, todos van por diferentes caminos; y aunque los del monte opuesto les dan grita, no vuelven el rostro á su estruendo y vocería : y si alguno lo vuelve, es despeñado. Mira como los santos ángeles van delante, animándolos y allanándoles el camino, diciéndoles (Psal . 90): Angelis suis mandavit de te , ut custodiant te in ómnibus viis tuis, in manibus portabunt te, ne forte offendas ad lapidem pedem tuum.
Mira los santos profetas y patriarcas postrados delante de la alta nube que tiene á Cristo á su diestra, donde asiste el altísimo Dios de los ejércitos, que corona el pináculo de este monte, diciéndole (Psal. 130) : Vos, Señor, fundasteis la tierra sobre su misma firmeza; y vos, Señor, teneis señorío sobre el mar, y vos podéis amansar el furor de sus ondas (Psal. 75).
Vuestros son los cielos y vuestra es la tierra , y vos criasteis la redondez de ella con todo lo que dentro de sí abraza, y el mar el viento cierzo que levanta, vos lo fabricasteis; pidiéndole los santos eche su paternal bendición sobre los caminantes de este santo monte, le dice (Psal . 144): «Los ojos de todas las criaturas esperan en vos, Señor, y vos les dais su manjar en tiempo conveniente. Abrís vos vuestra mano y henchís todanimal de bendición.»
§ XIX.
Mira como el amable Padre desde lo alto los mi ra, y con amorosos ojos los bendice y con el báculo pastoral de su providencia los anima , diciendo por Ezequiel (Efech ., cap. 34): «Yo buscaré mis ovejas y las visitaré de la manera que visita el pastor si ganado cuando lo halla descarriado: y así yo visitaré mis ovejas y las sacaré de todos los lugares por donde andaban descarriadas, y en el dia de la nube de la oscuridad sacarlas he de entre los pueblos juntarlas he en diversas tierras, y traerlas he á Ia suya, y aposentarlas he en los montes de Israel donde descansarán sobre las yerbas verdes.
Y será apacentadas en pastos muy abundosos, y las que medran en el desierto estarán seguras de los bosques puestas alrededor de mi collado; derramaré sobre ellas mi bendición y enviaré las aguas lluvias á tiempo, las cuales serán benditas, esto es, saludables y provechosas, y no dañosas á los pastos de ganado.» ¿Es buen pastor el que con este amor cuida y trata á los suyos? ¿Quieres más bendiciones que éstas que echa el Señor á sus siervos, que suben el santo monte del desengaño? Este es el camino, este es el capitán, estas las promesas, cuyo fin es el reino eterno.
§ XX.
Considera tú ahora, hermano mio, el estado en que vives, y que llegas á este santo monte: registra con la vista todos sus caminantes, que suben sus veredas; pon los ojos en sus costumbres, ejercicios y vida, y mírate á tí, si te hallas lleno de majestad y grandeza cercado de coches , estufas, pajes y lacayos, con quien va solo y á pié, ¿qué parecerás al lado de quien su corazón sólo lo tiene en Dios, con el tuyo, que sólo lo tienes en el dinero? Con los que caminan ayunos, ¿cómo puedes caminar tan harto y lleno de delicias? Si quieres caminar con los limosneros, éstos van muy ligeros, porque caminan en los hombros de los pobres.
¿Cómo puedes tú seguirlos con tantos talegos? Si te arrimas á los d espre ciadores del mundo, es gente muy desocupada y todo el dia caminan; ¿y tú cómo los has de seguir, si todas las noches y días las tienes ocupadas en tus pretensiones, bautizándolas por lícitas tu codicia? Si buscas los castos, tu lascivia los aparta de tí; lsi los humildes, tu soberbia no puede caminar por los pobres valles que ellos caminan, porque tus caminos son de cerro en cerro y de monte en monte, como halcón altanero. Si tienes juicio, hermano mió, echarás de ver que no llevas tú el camino que llevan aquellos santos caminantes; y no lo llevando yo te digo de parte de Dios que no llegarás adonde ellos llegaren.
§ XXI
Trae S. Pedro Damiano un símil muy evidente para crédito de esta verdad. Dice el Santo: — Si un hombre quisiera hacer una jornada que nunca hubiese hecho, y para acertarla mejor se informase de un práctico del camino, preguntándole las señas y los pasos que tenía; y el práctico le dijese que en saliendo de la ciudad á media legua encontraría con una cruz, que dividía dos caminos, que en llegando á ella tomase el camino de mano derecha-
Y á breve encontraría una laguna muy grande, que en llegando tomase el camino de la otra mano, y que vería luego un castillo puesto en un alto monte, que caminase derecho á él, y que en llegando le fuese rodeando, y á sus espaldas hallaría el lugar; si el caminante saliese confiado con estas señas, y caminase todo el dia sin ver la cruz, sin encontrar la laguna, ni descubrir el castillo, y que cerraba ya la noche, ¿qué diría de su jornada?
Pues abre tú ahora los ojos , ántes que llegue la noche de tu muerte, y mira si en el camino de este mundo, donde todos somos viadores, encuentras con las señas que te dan la vida y camino de los santos para el reino de Dios; y si no encuentras con ellas, erraste el camino, morador eres de Babilonia y esclavo del demonio, para cuyo desdichado fin mejor fuera que nunca hubieras nacido, ni tu madre te hubiera arrojado al mundo.
§ XXII
Vuelve ahora los ojos de la consideración al monte opuesto , monte de la vanidad, teatro de la soberbia y corte de la gran Babilonia, enemiga de Dios y compañera del demonio: mira la multitud de gentes que lo ocupan: mira cómo está asentada en la alta cumbre, con aquella bestia de siete cabezas que refiere S. Juan en su Apocalipsi (Apoc , 17), vestida de púrpura, guarnecida de oro y de piedras preciosas , y en su mano el cáliz dorado de sus deleites, lleno de todas las inmundicias y abominaciones , y en su frente escrito Blasfemia. La gran Babilonia , madre de la fornicación y de la abominación de la tierra, embriagada de la sangre de los mártires de Jesucristo. hMira Luzbel, su príncipe, con tantas tartáreas legiones que le acompañan, todo enemigos con odio irremediable de tu Padre, de tu Dios y de tu Criador.
llMira la innumerable gente que los adora el pecho por tierra. Mira los moros con sus torpezas, los judíos con sus codicias, los bárbaros con su idolatría, los herejes con sus malicias. lMira los cristianos: aquí revienta el corazón de pena, y la sangre de él había de salir por nuestros ojos de dolor. Que siga esta ramera, que no conoce á Jesucristo, vaya; pero sus hijos, que profesan su purísima ley evangélica, ¡apartádose hayan y sirvan á este infame!
Y yo, que escribo esto (con dolor de mi corazón y lágrimas en mis ojos lo confieso), más de treinta años dejé el monte santo de Jesucristo, y serví loco y ciego á Babilonia y sus vicios, bebí el sucio cáliz de sus deleites, é ingrato á mi Señor serví á su enemiga, no hartándome de beber en los sucios charcos de sus abominaciones: de lo cual me pesa , y pido á aquella altísima é imperial bondad perdón de mis pecados.
§ XXIII
Cuenta S. Juan Clímaco , que yendo por el desierto , encontró con una calavera de un hombre, y le pregunto el Santo , ¿de quién era? —Fuí donde habitó el ánima de un condenado. Serías de algún idólatra, dijo el Santo. Respondió Más bajo es mi tormento que el de los idólatras. Serías de algún moro. — Más bajo (respondió) es mi infierno que el de los moros. Serías (dijo el Santo) de algún judío, ó hereje. Respondió:—Más bajo y profundo es mi infierno. Preguntó el Santo: ¿Pues fuiste cristiano? Y respondió: — Sí; pero mis tormentos son mayores que los de los cristianos, porque fuí sacerdote cristiano.
Esta es la mayor desdicha. Que el ciego no vea, vaya; pero j que el que ve sea ciego! Que el que tiene por bienaventuranza las riquezas las ame, no es mucho ; pero que el que profesa que la bienaventuranza es no tenerlas por el amor de Dios las estime, es cosa de locos; ó mude lo que cree, crea que ha perdido el juicio.
§ XXIV
Mira en este desdichado monte, á quien el mundo llama felicidad, la multitud de gente que le habita: mira la confusión, y babel, y vocería con que unos á otros no se entienden. lMira los ambiciosos, qué tristes, y qué hambrientos de bienes de fortuna: hasta los montes de oro y plata tienen á las espaldas, no porque la desprecian , sino porque esta gente nunca mira lo que tienen, sino lo que les falta. jkMira los deshonestos encenagados en los pantanos de la lascivia, sin tener aun habilidad para dar voces, porque su torpeza es tanta que ni áun hablar les deja.hMira los envidiosos comiéndose á bocados, siendo alimento de sí mismos. Mira los murmuradores de todo descontentos, y nada les parece bien, sino el decir mal.
Mira cuánto ladrón, cuánto homicida, cuánto embustero , cuánta soberbia , cuánta vanidad ocupa la corte de esta ramera. También tiene este maldito pueblo sus ermitaños y penitentes, unos que profesan virtud por sus comodidades, otros que viven solitarios por no hacer bien á nadie, otros que no comen de miserables, otros hacen penitencia por que los alaben; y ha llegado la locura á tal extremo, que hay quien derrame su sangre por parecer bien. l
Mira los poderosos con la profanidad que sirven á su loca señora, iQué coches, qué literas, qué estufas no ha inventado su comodidad! ¡Qué comidas, bebidas, y olores su gula! Los tabiques de sus casas son cristales, sus templos un aposento de sus casas, adonde desde sus camas profanan (no adoran) el estupendo y santo sacrificio de la Misa, haciendo el sacerdote (como yó he visto) primero á ellos la reverencia para empezar, que á Dios nuestro Señor, en cuya presencia tiemblan los ángeles, y el firmamento se humilla.
Si cuando Dios nuestro Señor se apareció en la zarza en el monte Oreb á Moisés, porque quería ver aquel misterio, le dice Dios, que aquella es tierra santa que se descalce, ¿ qué debe hacer el que ve, y oye el santo sacrificio de la Misa, adonde está Dios humanado, como estaba en el fuego de la zarza ? Y ha llegado el tiempo que delante de estos epulones (por nuestros graves pecados) no solo los sacerdotes de Dios les hacen reverencia, sino que acompañan las visitas hasta los estrados. ¡Oh desdichado siglo!
l¡Oh tiempo lamentable! ¡Oh locos engañados! ¿Dónde está el culto y veneración que teneis á Dios, pues asi tratáis á sus criados? Si en tiempo de S. Gregorio el Magno decía (no viendo estas bajezas, sino algunas tibiezas en los sacerdotes de Dios) que en aquel siglo había sacerdotes de palo, que celebraban en cálices de oro ; y que en el tiempo antiguo había sacerdotes de oro, que celebraban en cálices de palo: ¿qué diría si viese estas ignominias?
Discurso de la Verdad Miguel Mañara
§ XXV
Pues no es la peor gente que tiene Babilonia: á esta otra más pésima la acompaña. Estos son unos filósofos mesurados, llenos de ciencia vana de quienes Cristo nuestro Señor nos aconseja huyamos, porque son falsos profetas, que tienen pieles de ovejas, y por dentro son lobos carniceros, que despedazan nuestras almas con sus doctrinas falsas y engañosas. Estos son los peores; porque los que hasta aquí hemos referido con el letargo de los vicios, no hablan de la virtud, sino vicio y más vicio, y no buscan otra razón que dar pasto á sus apetitos.
Pero éstos están llenos del cáliz de Babilonia hasta la boca, por donde lo derraman, llegando á ejecutar la mayor maldad que en la corte de la ramera se hace, que es hacer de los vicios virtudes , de las ofensas servicios, y de la malicia bondad, diciendo es agradable á Dios lo que su Divina Majestad aborrece , diciendo es lícito y loable lo que de su naturaleza es malo y pecaminoso.
Dice el padre maestro Avila, apóstol de la Andalucía, que esta gente es peor que Lutero, y da la razón; porque á la doctrina de Lutero, como dañosa y herética, cerramos los oidos á sus razones, conociendo ese veneno de nuestras almas ; pero la doctrina de éstos, júzganla como medicamento saludable, y como á tal abrimos la boca de nuestro corazón , adonde recibimos en lugar de salud peste, y en lugar de vida, muerte.
Dicen, si ven la soberbia en las alhajas, grandeza y ostentación, que el estado lo pide. Si no dan limosna, que primero es pagar las deudas: si no las pagan, que el sustento de la casa, por ley natural, lo prohibe. jSi están en la Iglesia irreverentes , que no se ha de mostrar la virtud en cosas exteriores : si no frecuentan los Sacramentos , que es reverencia á tan alta Majestad.
-Si es gloton y regalado, que no hace daño lo que entra por la boca, sino lo que sale por ella i si come carne y no ayuna es por una enfermedad que tuvo ahora cuarenta años, y por no tener ninguna hasta que se muera, que la prudencia es madre de las virtudes. llSi va á la comedia, que es acto indiferente. kjSi es usurero, que el uso de las tierras hace leyes. Y si es simóniaco, que no toma dinero, sino lo recibe.
ñSi vende la justicia, que hay leyes para todo. lSi está amancebado, es pecado de flaqueza. kjSi homicida , que en el primer ímpetu no hay pecado. Si ladrón , la extrema necesidad carece de ley. Si es desbaratado y loco, que la virtud de la eutropelia lo permite. iOh malditos hijos de Baal, no sois vosotros israelitas de corazón simple y recto, sino hijos del demonio, ministros de Babilonia, doctrineros de Belcebú, y pervertidores de la doctrina de Jesucristo !
Discurso de la Verdad Miguel Mañara
§ XXVI
Mira con el amor que este infame pueblo da sus í bienes á esta ramera, empeñan sus joyas, venden sus alhajas, disipan sus mayorazgos por darle sólo gusto. lMira al demonio como blasfema de Jesucristo, y le dice : —mira , Cristo, la gente que me sigue, la majestad que me acompaña , mira qué obedientes me están , como dan sus vidas y sus haciendas por mí, sin haberlas yo criado ni redimido con tantos dolores y trabajos como Tú los redimiste, ni haberles prometido reino eterno , ántes suplicio eterno. Mira que ni un ochavo te dan de limosna en tus pobres, y mira con cuanta liberalidad me dan todos sus bienes.
Afréntate, cristiano, de oir estas voces, ten honra verdadera, que todo lo demás es embuste; y mira como tratas á tu Dios, tu Padre, y tu Señor; y si el amor no te obliga, obligúete el temor , teme su furor y la espada de su justicia que está sobre tí. Mira lo que dice el profeta Amós: (Amos, capitulo IX.) Los ojos del Señor están puestos sobre el reino que peca para destruirlo y echarlo de sobre la haz de la tierra.
Mira á lo que obliga al furor de Dios esta mala gente, que dice por el profeta Zacarías estas desconsoladas y tremendas palabras: (Zacharcap. XI.) No quiero yo tener más cargo de apacentaros, lo que muere muera, y lo que mataren mátenlo, y los demás que se coman á bocados unos á otros. ¿Puede ser mayor el desamparo que esta gente tiene de Dios?
¡Oh desdichado pueblo sobre quien tal furor ha caido! Nunca fueras nacido para ser aborrecido de tu Criador, compañeros del demonio y pasto de los infiernos. ¡Oh Babilonia, ramera infame, cómo tienes engañados á los hijos de los hombres! Algún dia caerás á los abismos como se lo mostraron al apóstol S. Juan en aquella visión que refiere en su Apocalipsi, (ApocaL , cap . XVIII) donde dice oyó una voz de un ángel que dejando caer desde el cielo una gran piedra de molino, decía : — «Cayó la gran Babilonia, y queda hecha habitación de los demonios y guarda de espíritus inmundos , y guarda de las aves inmundas, y de todas las gentes que del vino de la ira y de la fornicación bebieron.»
Discurso de la Verdad Miguel Mañara
§ XXVII
Ruégote ahora , hermano mió, que con maduro juicio te pongas en medio de estos dos montes tan opuestos. Mira al uno coronado de Dios tu Padre, y al otro del demonio, su enemigo : uno lleno de* bendiciones de su paternal mano ; otro lleno de maldiciones de su furor: uno, monte de verdad, cuyo fin es un reino eterno , una vida eterna , un descanso eterno; otro, monte de vanidad, cuyo fin es infierno eterno, horror eterno, tormento eterno y blasfemia eterna. Y está cierto que tú , que lees estas letras, has de parar dentro de breves días (porque breves son los días del hombre , dice el santo Job) en une de estos dos lugares. Libre albedrí o, tien es; elige, que para coronar Dios tus obras y para que tengan mérito , te pone en libertad.
Elige, porque has de morir, y al salir tu alma de ese tu cuerpo en que ahora habita la tomarán estrecha cuenta de los pasos que ha dado en estos montes, que todos te los tienen contados, y ellos te llevarán al fin donde se encaminaron. ¡ Quiera la gran misericordia de Dios y paternal piedad vayan á parar á él mismo, adonde descanses! Amén.
Miguel de Mañara, título de venerable
Miguel de Mañara: Título de Venerable y en proceso de beatificación
El 6 de julio de 1985, Su Santidad el Papa Juan Pablo II declaró las virtudes en grado heroico de Miguel Mañara, otorgando así al Siervo de Dios el título de Venerable. La Hermandad sigue ocupada activamente en la continuación del proceso de beatificación, en contacto con los postuladores de la misma, y recibe las comunicaciones de fieles y devotos que han recibido gracias de la mano del Venerable Miguel Mañara. Estas informaciones y comunicaciones amplían el expediente y la Causa, que algún día (Dios Mediante) podrá concluirse con la declaración definitiva de la santidad de Miguel Mañara. Los días 9 de cada mes de celebra una Eucaristía conmemorativa, pudiendo los asistentes posteriormente venerarle en la Cripta de la Iglesia.
La Iglesia de la Caridad (Sevilla) del siglo XVII y es la sede de una institución benéfica promovida por Miguel de Mañara. En muchos otros hospitales no admitían a enfermos pobres, así que él decidió curarlos en la Hermandad de la Santa Caridad e inauguró la primera enfermería del Hospital en junio de 1674.
Discurso de la Verdad Miguel Mañara
FiN
El raciovitalismo de Ortega y Gasset en un post.