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Los medios de comunicación, voceros de los burócratas de la UE, mienten al afirmar que Hungría y Polonia son regímenes totalitarios. ( La orquestada demonización de Polonia y Hungría )
La orquestada demonización de Polonia y Hungría
La falaz cobertura mediática del asunto
En nuestro panorama mediático polarizado y globalizado, los bulos y las mentiras se extienden hoy como la pólvora. En ausencia de discusión y debate, cercenadas las opiniones discrepantes,;los periodistas de hoy a menudo terminan recreándose en realidades paralelas que nada tienen que ver con la verdad. Ven lo que quieren ver o, más popiamente, lo que les ordenan que vean, y dicen lo que les ordenan que digan…
Puede observar esta distorsión observando diariamente en la cobertura mediática de los medios occidentales ante las noticias sobre;los eventos que se suceden en Hungría o en Polonia. Si se toma el relato de los medios de comunicación al pie de la letra, es fácil caer en la conclusión;de que la vida democrática;y el estado de derecho en estas naciones hermanas de la Europa central han sido aniquilados por gobiernos déspotas.
Entre otras muchas cosas, la cobertura de los periodistas occidentales ignora habitualmente cualquier cosa que contradiga el relato oficial. Sin embargo nada hay más democrático que la libertad de reunión que disfrutan libremente los ciudadanos de estas naciones. Por ejemplo, se han visto grandes manifestaciones de manifestantes enojados en Budapest. Se ha visto a gente insultar al gobierno. Si Hungría fuera realmente tan autoritaria como afirman los reporteros occidentales, estos manifestantes seguramente se encontrarían con una respuesta de mano dura. Pero las protestas que se ven se desarrollan sin incidentes.
La orquestada demonización de Polonia y Hungría
La demonización de Polonia y Hungría
Si lo comparamos con la forma en que la policía controla las manifestaciones en Francia, no cabe duda de qué “régimen” es más autoritario. Entre noviembre de 2018 y enero de 2019, los chalecos amarillos protagonizaron grandes protestas en París y en todo el país. Las brutales tácticas de la policía francesa ocasionaron que cientos de manifestantes sufrieran heridas de gravedad.
Sin embargo, ¿dónde estaban los artículos de opinión denunciando el salvajismo autócrata de la policía francesa? ¿Dónde estaban la informaciones que mentaban la ola de «creciente dictadura policial» en Francia? Parece que quienes condenan habitualmente a Hungría o Polonia como regímenes autoritarios se vuelven cegatos;cuando se trata de los claros ejemplos de autoritarismo en otros estados de Europa occidental.
Este doble rasero en la presentación de informes está ahora tan profundamente arraigado que pocos lo notan. El periodista David Aaronovitch ofrece un ejemplo muy paradigmático, comentarios tendenciosos, en un artículo reciente en The Times , titulado “La vacilación de la UE está permitiendo que el putinismo se arraigue”.
Con un descaro inaudito Aaronovitch manifiesta que considera que la afirmación contínua de la soberanía nacional de Polonia y Hungría es una amenaza para la Unión Europea. Y pide a la UE que se enfrente a Hungría y Polonia con el argumento de que «se están deslizando rápidamente hacia el autoritarismo». Y que, por supuesto, la “UE tiene derecho a rechazar el principio de soberanía nacional y defender la primacía de un federalismo europeo”,;este con claros tintes de soberanismo autócrata continental.
La orquestada demonización de Polonia y Hungría
¿La insidia de la «putinización progresiva»?
Dado que Aaronovitch anda un poco corto de ejemplos para respaldar su afirmación sobre la naturaleza autoritaria de Polonia o Hungría, se basa en insinuaciones sin fundamento. «De lo que estamos hablando aquí», afirma,;«es de una putinización progresiva en la que se permite votar, pero el partido gobernante tiene cada vez más todos los ases».
Siendo así, no está nada claro cómo el sistema de votación en Polonia o Hungría sirva como prueba de una «putinización progresiva». Tomemos Hungría. Nunca ha habido una denuncia seria de fraude electoral, ni siquiera por parte de políticos de la oposición, contra el gobierno de Viktor Orban. Lo crea o no Aaronovitch, en Hungría las urnas no desaparecen y los votos se cuentan.
¿Cómo explica Aaronovitch la reciente victoria de los partidos de oposición en Budapest y en otros lugares durante las elecciones locales del año pasado,;si, como él indica, «el partido gobernante tiene todos los ases en la manga»? ¿Cómo explica la feroz campaña de las elecciones generales que se está llevando a cabo en Hungría en este momento? Según todos los informes, el resultado es muy difícil de predecir, lo que no sería el caso si el partido gobernante tuviera “la sartén por el mango”.
El principal objetivo de la animosidad de Aaronovitch, por supuesto, es la reafirmación de la soberanía nacional de Hungría y Polonia sobre la UE. Tal fue la reciente decisión del Tribunal Constitucional polaco, de al dictaminar que «los tribunales polacos podrían anular los de la UE». Para Aaronovitch, la afirmación de Polonia de la primacía de la ley polaca dentro de las fronteras polacas representa un «deslizamiento constante hacia el autoritarismo».
La orquestada demonización de Polonia y Hungría
¿Están cediendo las naciones europeas su soberanía por la puerta de atrás?
Sugerir que la legislación de la UE debe prevalecer en Polonia para que en Polonia se evite a un «deslizamiento constante hacia el autoritarismo» es un curioso ejemplo de doble rasero de medir. La decisión de cuestionar la supremacía de la ley de la UE sobre la constitución polaca no es un movimiento autoritario. Es un intento de defender la soberanía de las instituciones legales polacas.
Esta demonización de Hungría y Polonia es similar a la campaña pro-UE ‘Project Fear’ llevada a cabo durante el referéndum del Brexit que buscaba la estigmatización de los pro-brexit británicos. El rechazo de Polonia a la supremacía de la legislación de la UE podría resultar inaceptable para ciertos periodistas pero representarlo como un movimiento déspota es intelectualmente deshonesto. Los gobiernos de Polonia y Hungría no son aspirantes a convertirse en dictaduras, simplemente están afirmando su soberanía nacional, un principio que todos los demócratas deberían apoyar, y que está legimitado por la propia normativa europea. Al revés, habría que preguntarse por qué la UE se ha vuelto tan intimidadora en la aplicación de unas normas que pueden agredir la soberanía nacional de sus países miembros. ¿No será que la UE se está convirtiendo ella misma en una «UEtocracia»?
¿Habría que preguntarse, de otro modo, por qué parece que el resto de naciones de la UE, entre ellas España, están renunciando a su propia soberanía nacional? ¿Es esto una imposición autoritaria de Bruselas o una rendición palmaria de estas naciones que están cediendo, por la puerta de atrás su soberanía en contra de la voluntad de sus ciudadanos? La pregunta no es baladí porque eso es lo que parece y, también parece que nadie está haciendo nada por evitar algo tan antidemocrático salvo Polonia y Hungría que son precisamente las naciones que están siendo estigmatizadas por el burocratismo caciquil de la UE.
La orquestada demonización de Polonia y Hungría
FiN
FUENTE: The demonisation of Poland and Hungary
Los juguetitos de los políticos globalistas – COP26