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Satanismo y globalismo: Psicopáticos en la élite

24/02/2024

Escritor Español Petrusvil

Poeta, escritor, divulgador y analista.
Tiempo de lectura 11 minutos.
Satanismo y globalismo: Psicopáticos en la élite

Satanismo y globalismo: Psicopáticos en la élite

Para comprender a los globalistas debemos comprender su religión psicopática. (Satanismo y globalismo: Psicopáticos en la élite)

A finales del siglo XIX y principios del XX, occidente experimentó un auge de ocultismo abierto que se propagó entre las opulentas élites de la época. La “Teosofía” vino a convertirse en una tendencia de moda lo que, finalmente, sentaría las bases para lo que con posterioridad se llamó espiritismo de la “nueva era

Inicios del globalismo

Un grupo de académicos casi desconocidos fueron los impulsores del movimiento teosófico que fue liderados, en parte, por una mujer llamada Helena Petrovna Blavatsky. Estos personajes estaban obsesionados en las creencias esotéricas, el gnosticismo e incluso el satanismo.

Blavatsky cofundó la Sociedad Teosófica en Nueva York en 1875, convencida de que tenía una conexión psíquica con seres denominados «los Mahatmas» o «los maestros». Fue la creencia en estos seres y su influencia, según afirmó, lo indujo a escribir sus fundamentos de Teosofía, y ‘La Doctrina Secreta‘. 

El movimiento que ella impulsó cuajó en las élites de la època. La expansión del ocultismo los primeros años de s. XX se enfocó hacia las clases altas y muchos líderes políticos y financieros estuvieron involucrados en organizaciones oscuras con mandatos secretos. Estos grupos han existido en el pasado, desde los rosacruces y los masones hasta los alquimistas de la Edad Media ocultaban sistemáticamente sus creencias en textos codificados. Nunca antes este tipo de grupos había llegado a ser tan públicos como con los teosóficos.

La mayoría de los primeros teósofos eran apolíticos (al menos en apariencia) y estaban en contra de la intrusión política en la libertad de las personas. A medida que los políticos se separaban más del cristianismo, creció la ambición teosófica por controlar los gobiernos y el movimiento, originariamente conservador, tornose cada vez más socialista en su praxis.

Luciferismo

Este espiritualismo de nuevo cuño giraba en torno a deidades paganas pretéritas, la mayoría con origen babilónico o del antiguo Egipto. Sin embargo, mayoritariamente, la Teosofía hacía mención a Lucifer, conocido también como “el Portador de la Luz, el ángel de luz, Prometeo (simbólicamente), el dragón, la estrella de la mañana y Satán”. Los modernos luciferinos niegan que el nombre «Lucifer» tenga que ver con la figura bíblica de Satanás, pero esto es una mentira. La misma Blavatsky trata a las dos figuras como sinónimas en ‘La Doctrina Secreta’. Como ella misma admite en su libro:

“ Y ahora está demostrado que Satanás, o el Dragón Rojo Ardiente, el ‘Señor del Fósforo’, y Lucifer, o el ‘Portador de Luz’, están en nosotros: es nuestra Mente…”

Y, citando textos herméticos de la Doctrina Secreta, también explicita su particular credo:

“ Es Satán el dios de nuestro planeta y el único dios…”

Los luciferinos y ocultistas se escudarán en que la Biblia cristiana sólo menta el nombre «Lucifer» una sola vez y que las dos figuras no están relacionadas. Esto no es más que otra mentira por omisión. Lo cierto es que la Biblia menciona al “portador de luz”, el “ángel de luz” y “el dragón” refiriéndose a Satanás en múltiples ocasiones, y todos estos nombres son explícitamente usados por las élites para caracterizar a la figura que llaman Lucifer.

“Y no es de extrañar, porque el mismo Satanás se disfraza de ángel de luz…” Corintios 11:14

En otras palabras, cuando cualquier grupo elitista menciona términos como “portador de luz” o Lucifer, unívocamente se están refiriendo a Satanás. De hecho, la funesta figura es parte de su religión. 

Todo esto no es una fantasía ni algo sin importancia, ¡bah! “jueguecitos mentales de las élites”, es algo que nos termina afectando de una u otra manera.  Es atinado decir que estas “creencias religiosas” profundamente arraigadas en personajes con poder financiero y político influyen directamente en la forma en que toman sus decisiones. De hecho, sus creencias explican por qué hacen las cosas que invariablemente están llevando a cabo. Los modernos globalistas están preñados de esta maligna religiosidad que les lleva a manipular de las mentes de las masas. Lo que parece una fantasía es muy real para ellos.

Por ejemplo, muchos saben que el edificio de las Naciones Unidas en Nueva York tiene  una biblioteca ocultista . Pero pocas personas saben que fue construido por un grupo llamado Lucifer Publishing Company (luego cambiado a Lucis Trust). Lucis Trust cita constantemente los  escritos de HP Blavatsky  como inspiración para su organización. La ONU continúa asociada con Lucis Trust hasta el día de hoy. 

Satanismo y globalismo: Psicopáticos en la élite

Detallemos como es esta maligna religión pagana

El corazón mismo del globalismo gira en torno a los ideales luciferinos. No importa si se consideran estos conceptos como metafóricos, simbólicos o imaginarios. Ellos son firmes creyentes, y por eso hay que investigar y entender lo que, para ellos, significan estas creencias.

Antiguamente, los ocultistas dedicados al luciferismo habrían sido quemados en la hoguera de ser descubiertos. Hoy se argüiría que eso es una barbaridad, pero quizás deberíamos pensar que esta forma de proceder fuera la forma adecuada de manejar a ese tipo de gente, como auténticos “enemigos públicos” de la Humanidad. 

Pero para entender por qué, tenemos que observar la progresión de esta maligna religión y como conduce inevitablemente al relativismo moral y a la autodestrucción social.

Para los teósofos, Lucifer/Satanás es una especie de figura heroica. Cuando argumentan que Lucifer “no es Satán”, lo que quieren es separarse de la versión atribuida por el cristianismo. Esto no es nuevo, la idealización de personajes funestos es bastante común en la historia. Por ejemplo, ocurrió que un grupo de personas alzó una figura famosa y maliciosa de la calaña de Stalin convirtiéndolo en un filántropo incomprendido en lugar de un maníaco genocida. Eso es esencialmente lo que es el luciferismo. Para el cristianismo se trata un peligroso paganismo.

En la revista Teosófica  titulada ‘Lucifer’  publicada en la década de 1880, Blavatsky y su grupo, dedican páginas completas a distanciar su deificación de Lucifer del Satán bíblico, a la vez que defienden la mitología del diablo y lo describen como un personaje calumniado por la cultura cristiana.

En su peculiar versión del Génesis, por ejemplo, la serpiente era el buen ser que llevaba el fruto del conocimiento a Adán y Eva. Lo cierto es que Eva es venerada como figura fundacional de la teosofía y del feminismo (un movimiento este que los teósofos han ayudado a crear), porque sin Eva la serpiente nunca habría podido conseguir que Adán , pusilánimemente, accediera y consumiera el fruto prohibido por Dios.

Satanismo y globalismo: Psicopáticos en la élite

El fruto es la representación de la gnosis (conocimiento), es la clave del luciferismo y del culto globalista. 

Como han argumentado muchos ateos, ¿no es el conocimiento algo bueno? No sería Dios el villano que está castigando a la Humanidad por acceder al conocimiento, Esta premisa falaz ignora el asunto subyacente: el conocimiento en sí mismo no es bueno ni malo, pero el mal prospera cuando la gente comienza a adorar el conocimiento en detrimento de todo lo demás. La aplicación del conocimiento sin sabiduría (el buen uso que hagamos con él), ni disciplina moral (la praxis individual y continuada de la ética): es muy peligroso. En el relato bíblico la serpiente no buscaba el bien del hombre sino que desobedeciera a Dios tentados por llegar a ser como dioses por la bicha: El pecado de soberbia.

El árbol del fruto prohibido lo era por contener el conocimiento del bien y del mal, eso último parecen olvidarse intencionalmente estos modernos luciferinos, El otro, el Árbol de la Vida del Jardín del Edén ( Gén. 2: 9 ), simbolizaba la vida eterna. Por esta razón, todos los que comen del árbol de la vida vivirán para siempre ( Gén. 3:22 ).

Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás. 

Génesis, 2. 16-17

Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.

Génesis, 3. 4-5

Como afirma el Dr. Ian Malcolm en la película Jurassic Park:

» Sí, sí, pero sus científicos estaban tan preocupados por si podían o no que no se detuvieron a pensar si debían hacerlo».

Los luciferinos admiten abiertamente que su objetivo es perseguir el conocimiento último hasta que el ser humano se convierta en dios. Este maligno deseo por la divinidad actúa como una pócima perversa que envenena la mente y fomenta un comportamiento relativista, impregnado de una sed inagotable de poder. 

Transhumanismo para ser ellos como dioses e inducir la servidumbre en la mayoría

Los numerosos programas globalistas: Para expandir la inteligencia artificial y lograr lo que llaman «transhumanismo». Se trata un culto esotérico al conocimiento con objeto de recuperar, desde la soberbia humana, la vida eterna perdida con implicaciones aterradoras para nuestro futuro.

La integración de la tecnología busca el estado de vigilancia y control para gobernar la sociedad y llevar a sus semejantes unestado manadil.

Pero ¿qué sucede cuando los seres humanos comienzan a integrar la tecnología en su biología? Esto borrará cualquier apariencia de lo que llamamos “el alma”. Después de todo, las máquinas no sienten ni reflexionan sobre sus acciones. ¿Qué sucede cuando los humanos se reconstruyen para parecerse más a máquinas? La conclusión parece obvia.

El transhumanismo sofocará todo amor y empatía, eliminará nuestra brújula moral y nos convertirá en una mente colmena demoníaca con ausencia de pensamiento individual y de la sociabilidad del humana llevándola al gregarismo abejil para servir a su Reina (las élites). “El hombre es un ser social por naturaleza» que pregonó Aristóteles será tachado del pensamiento humano.

Los globalistas sostienen que no existe el alma, ni la identidad individual, ni el orden moral, ni la ley natural. Bajo estos dogmas de su religión, consideran que no hay peligro de integrar la tecnología en el ser humano para lograr la divinidad porque no se perdería nada: se mejoraría en todo caso. Aquí vemos la verdadera naturaleza del luciferismo en acción. 

El Foro Económica Mundial y su profeta: Yuval Harari

Una imagen perfecta de este cáncer corrosivo es el portavoz del Foro Económico Mundial, Yuval Harari, un hombre intelectualmente brillante pero caido preso de su soberbia que vende las maravillas del movimiento y promueve, una y otra vez, los principios más oscuros del luciferismo.

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La idea de un alma, el libre albedrío: ¡se acabó!» – Explicación de la tecnocracia por el profesor Yuval Harari

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¡Harari del FEM quiere ABOLIR los derechos humanos!

Para comprender qué es el luciferismo, piense en él como el anti-dios; una conflagración en contra de la naturaleza humana, o un acoso belicista contra el estado natural de hombre, impregnado de “iluminación” y mesianismo. Esta es la razón por la que los globalistas intentan instituir lo absolutamente opuesto a toda disposición natural y la destrucción del cristianismo. El mismo Yuval Harari se desnuda ideológicamente con la noción de los seres humanos como una «pizarra en blanco». Están llenos de narrativas falsas. Es una filosofía desacreditada por un sinnúmero de estudios psicológicos y antropológicos.

Desde Carl Jung hasta Joseph Campbell, pasando por Steven Pinker y muchos más, toda la evidencia científica sugiere que los seres humanos tienen cualidades y características psicológicas inherentes desde el nacimiento. Algunos de ellos son exclusivos de la persona, otros son arquetipos e ideas universales que la mayoría de las personas comparten (como la conciencia y la brújula moral). Si no hubiéramos sido depositarios de esas cualidades intrínsecas, la humanidad se habría extinguido hace milenios. Todavía no sabemos de dónde proceden, sólo sabemos que sin ellas dejamos de ser humanos. Aunque los cristianos si lo sabemos, este «ethos» fue insuflado por Dios en el hombre. Ocurre que quedó capitidisminuido por el conocimiento del bien y del mal.

Psicópatas al poder

Sin embargo, hay un cierto porcentaje de personas (1% o menos) que carecen de estos de carácteres innatos. Los llamados psicópatas y sociópatas. Y resulta que su comportamiento es muy similar al de los globalistas. La camarilla globalista es, de hecho, una secta de psicópatas de alto funcionamiento.

Su falta de empatía y de conciencia, su ansia de divinidad y su comportamiento omnipotente, sus aviesas intenciones en lograr una vigilancia total de la población, por conocer todo sobre nosotros y nuestro comportamiento en todo lugar y momento, por querer un control total sobre el medio ambiente y la sociedad, su enfermizo narcisismo de seres supremos que pretenden la adoración de las masas, y la ilusión utópica de que podrán leer la mente y predecir el futuro. Todas estas son fantasías psicopáticas y, en su desquiciado afán, están dispuestos a conseguirlas a toda costa y por cualquier medio.

La distopía no es más que una utopía en acción.

Pero incluso los psicópatas necesitan un marco fundamentalista para mantener embridada la organización e inspirar devoción o sometimiento grupal. Es obvio, en este sentido, el porqué eligen el luciferismo como religión.

Su filosofía hedonista de “haz lo que quieras” destroza la dualidad libertad-responsabilidad, desposee a la libertad de toda responsabilidad. Propiamente es una visión degenerada de la libertad, más que de principios. Pero sólo es para ellos, esa libertad ilimitada es sólo para las élites; son paganos dispuestos a profanar todo a su paso y alterar el orden natural.

Como psicópatas, carecen de contenidos naturales innatos y son más robóticos que humanos. Por lo tanto, no sorprende que personas como Harari argumenten que no hay alma ni libertad (para ti) y que las máquinas serán capaces de tener la misma creatividad que los humanos. Una persona vacía, sin alma ni creatividad, asumirá que todas las demás personas están vacías. Una persona inmoral también se verá obligada a demostrar que todos los demás son tan inmorales como él. 

¿Creen realmente las elites en un verdadero “diablo” con pezuñas, cuernos y una horca? No lo creo, lo utilizan como simbolismo de su religión. Lo que ciertamente importa es el impulso filosófico que le da a su cultismo. Su pretensión es convencer a la humanidad que no existe el bien ni el mal. Todo está vacío, el hombre es un ser huero que se puede rellenar a sí mismo (sólo tiene en su interior la voluntad de poder nietzschiana) pero, en su pretensión, lo que sueñan es en rellenarnos ellos y que la voluntad de poder sea la suya. 

Si quieres ver algo verdaderamente demoníaco, imagina un mundo en el que toda verdad inherente se abandone en aras de una percepción subjetiva de las élites. Un mundo que atiende las preferencias de los psicópatas sin ningún imperativo ético donde el fin siempre justifica los medios. Este es la senda luciferina y globalista. Y por mucho que nos vendan sus buenas intenciones (Agenda 2030 y Sostenibilidad) y nieguen su malignidad intrínseca, la realidad es que sus espúreas intenciones se visibilizan en los frutos de su trabajo, en sus hechos reales. Doquiera van, les acompaña la destrucción, el caos y la muerte: El fin de la humanidad como la conocemos.

(FiN) Satanismo y globalismo: Psicopáticos en la élite

FiN

Desmontando la agenda globalista