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Historia breve de Sumeria y Asiria – Asiria(VI)

16/11/2022

Escritor Español Petrusvil

Poeta, escritor, divulgador y analista.
Tiempo de lectura 8 minutos.
  1. Botta descubre la civilización Asiria (I)
  2. Palacio de Nimrod | Layard – Asiria (II)
  3. La epopeya de Gilgamés | George Smith – Asiria (III)
  4. Babilonia y la Torre de Babel |  Koldewey – Asiria (IV)
  5. La Historia empieza en Sumeria | Kramer Sarzec y Woolley – Asiria (V)

Esta entrada es la última de la serie dedicada a Asiria. Las entradas anteriores se detallan a continuación (Historia breve de Sumeria y Asiria – Asiria(VI)):

Historia breve de Sumeria y Asiria - Asiria(VI)
Estela y fragmento del Código de Hammurabi, tallado en piedra para su perduraión.

Historia breve de Sumeria y Asiria – Asiria(VI)

El primer rey que consiguió unir bajo su cetro un vasto territorio desde Elam hasta el Tauro fue Sargón I (2684 hasta 2630 a. de J. C.), rey sumerio. Durante mucho tiempo se creyó que Sharrukin («rey legítimo», Sargón) no había existido. Hoy se ha comprobado documentalmente su actividad histórica, que fue importante.

Su dinastía duró doscientos años. Unos pueblos montañeses invasores, especialmente los guteos, devastaron el país; pero pequeños reinos urbanos lucharon por la supremacía. Sin embargo los reyes-sacerdotes de Ur y Lagash, Ur-Bau y Gudea lograron imponerse en sus respectivas ciudades. A pesar de todos aquellos disturbios políticos se desarrollaron grandemente el arte y las ciencias que reflejan la herencia sumeria. Y alcanzaron tal vigor que su influencia seguiría dejándose sentir durante cuatro mil años.

Historia breve de Sumeria y Asiria – Asiria(VI)V)

Historia breve de Sumeria y Asiria - Asiria(VI)
Parte superior de la estela del Código de Hammurabi De Mbzt – Trabajo propio, CC BY 3.0,

Luego, Hamurabi de Babilonia (alrededor de 1700 a. de J.C.) unificó el país, formando un reino y desarrollando una cultura prominente. Hamurabi no era sólo un guerrero, sino también un hábil político. Cuando hubo alcanzado el poder, supo esperar veinticinco años hasta que su enemigo más poderoso, Rimsin de Larsa, fuera lo bastante viejo para poderle derrotar más fácilmente. Además, fue el primer gran legislador de la Historia. «Para que el fuerte no perjudique al débil, para atender a los huérfanos y a las viudas, en Babilonia, en el templo E-sagila…» ha mandado grabar sus leyes en una estela y la ha colocado delante de una estatua que quizá le representa como rey de justicia.

Anteriormente a él hubo códigos de menor importancia. Por ejemplo, las leyes escritas de los reyes de Isin y las de Shulgi, el rey de Ur, de la III dinastía. Y cuando en 1947 el arqueólogo americano Francis Steele juntó cuatro fragmentos de una tabla de barro con escritura cuneiforme, hallados en Nippur, vio que eran parte de un código del rey Lipit-Istar, siglo y medio antes que el código de Hamurabi.

Escribe Samuel Noah Kramer en su clásico La historia comienza en Sumer (1956) sobre quién es, hasta ahora el legislador más antiguo:

Hasta 1947, el código de leyes más antiguo que se hubiera descubierto era el de Hammurabi, el ilustre rey semita cuyo reinado se inició en el año 1750 antes de J. C. Redactado en caracteres cuneiformes y en lengua babilónica, este código contenía, intercalado entre un prólogo glorioso y un epílogo cargado de maldiciones para los violadores, un texto compuesto de cerca de 300 leyes. La estela de diorita que lleva dicha inscripción se yergue actualmente, solemne e impresionante, en el Louvre. Por el número de las leyes enunciadas, su precisión y el excelente estado de conservación de la estela, el código de Hammurabi puede considerarse como el documento jurídico más importante que se posee actualmente sobre la civilización mesopotámica. Pero no es el más antiguo. Otro documento de este tipo, promulgado por el rey Lipit-Ishtar, y que fue descubierto en 1947, le gana en más de ciento cincuenta años de antigüedad.
Este código, cuyo texto no fue descubierto en una estela, sino en una tablilla de arcilla secada al sol, está escrito en caracteres cuneiformes y en idioma sumerio. La tablilla había sido descubierta ya a principios de este siglo, pero, debido a diversos motivos, no había sido identificada ni publicada. Fue gracias a Francis Steele, conservador adjunto del Museo de la Universidad de Pensilvania, que fue traducida en 1947-1948. Se compone de un prólogo, de un epílogo y de un número indeterminable de leyes, de las cuales 37 están conservadas parcial o totalmente.
Pero Lipit-Ishtar no pudo conservar mucho tiempo su glorioso título de primer legislador del mundo. En 1948, Taha Baqir, conservador del Museo de Iraq, en Bagdad, y que se hallaba explorando la estación arqueológica, entonces todavía muy oscura, de Tell-Harmal, descubrió dos tablillas que revelaron contener el texto de un código, al parecer todavía más antiguo. Igual que el código de Hammurabi, estas tablillas descubiertas por Taha Baqir estaban escritas en idioma babilónico. Fueron estudiadas y copiadas el mismo año por el conocido asiriólogo Albrecht Goetze, de la Universidad de Yale. El breve prólogo que precede las leyes (no hay epílogo) hace mención de un rey llamado Bilalama, quien habría vivido unos setenta años antes que Lipit-Ishtar; por consiguiente, este nuevo código se vio atribuir entonces el privilegio de ser el más antiguo. Pero ello fue únicamente hasta el año 1952, porque en este año yo mismo tuve el honor de copiar y traducir… una tablilla cuyo texto reproducía en parte el de un código promulgado por el rey sumerio Ur-Nammu*. Este soberano, que fundó la tercera dinastía de Ur, hoy día ya bien conocida, inició su reinado, según los cómputos cronológicos más conservadores, hacia el año 2050 a. de J. C., o sea, unos 300 años antes del rey babilónico Hammurabi. La tablilla de Ur-Nammu pertenece a la importante colección del Museo de Antigüedades Orientales, de Estambul, donde yo estuve en 1951-1952 ejerciendo de profesor. (…)

Samuel Noah Krame

En este inmenso esfuerzo, la capacidad creadora de la cultura sumerio-babilónica se agotó para mucho tiempo. El poderío político del reino quedó anulado. Derrumbándose su capacidad económica que bajo los gobiernos de Kadasman-Enlil I y Burnaburiash II se había extendido por todos los territorios fronterizos hasta Egipto. Se conserva una correspondencia con los faraones Amenofis III y Amenofis  IV (Akenatón) que se remonta hacia el año 1370 a. de J.C. Incluso cuando la ocupación cosea hubo terminado, los beduinos arameos y los asirios que atacaron desde el Norte se preocuparon de asegurar que no pudiera formarse un nuevo Imperio en mucho tiempo. Contempló Babilonia cómo su cultura conocía un resurgimiento civilizador en Asiria, que terminó creando la ciudad de Nínive, que fue, respecto de Babilonia, lo que Roma fue respecto de Atenas, por poner un símil.

Historia breve de Sumeria y Asiria – Asiria(VI)

Tukulti-Ninurta I (alrededor de 1250 a. de J. C.) fue el primer rey asirio que hizo prisionero a un rey babilonio. Bajo Tiglath-Pileser – alrededor de 1100 a. de J. C.—, Asiria se convirtió en gran potencia, pero con los sucesores de dicho rey demostró tener tan poca consistencia que los arameos nómadas no sólo pudieron sorprenderla, sino además colonizarla. Solamente Asurnasirpal (884-860 a. de J. C.) y Salmanasar IV (781-772 a. de J. C.) levantaron otra vez el nuevo Imperio. Lo extendieron hasta el Mediterráneo, conquistando Siria y cobrando incluso un impuesto a las ciudades fenicias.

Asurnasirpal fijó su residencia en Kalach, donde edificó un magnífico palacio real, así como en la ciudad de Nínive erigió un templo a Istar. Durante cuatro años gobernó la reina Semíramis (Sha-Ammu-Ramat), cuyo hijo, Adadnirari III (810-782 a. de J. C.), era un príncipe hábil que pensaba también con gran tacto que un triunfo político «bien vale una misa», e intentó introducir las divinidades de Babilonia en Asiria. Pero solamente Tiglath-Pileser III, conocido en la Biblia bajo el nombre de Phul, usurpador muy enérgico, devolvió a Asiria su orgullo de gran potencia en aquel mundo. Bajo su gobierno (745-727 a. de J. C.), las fronteras del Imperio se extendieron desde el Mediterráneo hasta el golfo Pérsico, Armenia y Persia. Dominó a pueblos que habían resistido todas las demás agresiones, conquistó Damasco, y sometió a su administración amplias zonas del norte de Israel.

La reina Senaquerib

Entre estos reyes hubo bastantes otros cuyos nombres y fechas no conocemos. Pero sus obras y personalidad, en general, no son lo bastante brillantes para que las mencionemos en este breve resumen.

Después, el primero que hemos de mencionar es Sargón II (722-705 a. de J. C.), que venció a los hititas de Karkemis y que acaso fuera bajo su gobierno cuando Asiria conoció la más sólida estructuración política. Sargón II, padre de Senaquerib (705-681 a. de J. C.), el rey que insensatamente destruyó Babilonia, y abuelo de Asarhadon (681-669 a. de J. C.), que la mandó reconstruir, sojuzgó a los cimerios del norte del país y en 671 a. de J. C. se apoderó de Menfis, en Egipto, y la saqueó para aumentar los tesoros de Nínive.

Sargón II es, finalmente, el bisabuelo o tatarabuelo de Asurbanipal (668-628 a. de J. C.), que fue quien perdió las tierras conquistadas en Egipto guerreando con el faraón Psamético. Y que, con gran energía y astucia supo llevar al suicidio a su hermano rebelde Saosduchin, rey de Babilonia. Asurbanipal es el fundador de la mayor biblioteca de la Antigüedad, en Nínive, sólo superada por las colecciones de papiros en Alejandría. Le debemos considerar, a pesar de las muchas campañas que emprendió, más aficionado a la paz que a la guerra.

De los reyes siguientes, citaremos a Sin-char-iskun (625-606 a. de J. C.), que no supo conservar las riendas del Imperio y se vio incapaz de resistir al impulso invasor, cada vez más fuerte, de los medos. Terminó confiándose a su general, el caldeo Nabopolasar, que le traicionó, y mientras los medos peleaban en las calles de Nínive, Sin-char-iskun se hizo quemar con todas sus mujeres y sus tesoros. Según Diodoro, que se basa en Ctesias, hizo formar una inmensa hoguera que alcanzaba la altura de cuatrocientos pies, con ciento cincuenta divanes e igual número de mesas, todo ello de oro, además de diez millones de talentos oro, cien millones de plata y gran número de preciosos objetos de púrpura.

¿Fue éste el epílogo de la historia asirio-babilónica? Con el general Nabopolasar se inició en Babilonia el gobierno de un usurpador que preparó el camino para su primogénito, el famoso Nabucodonosor II (604-562 antes de J. C.), ¡un césar del país de los dos ríos!

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Nabucodonosor II

El esplendor y suntuosidad desplegados ahora por Babilonia con fuerza soberana no surgían ya del espíritu, la tradición y la antiquísima cultura de esta ciudad, que habían hecho quiebra en Asiria, en Nínive. Ninguna relación aparente tenía la actual vida con los antiguos cultos, las costumbres tradicionales, las viejas formas sociales. Todas las obras de Nabucodonosor son de índole civilizadora. Muy extensamente se alaban sus méritos técnicos. Instalación de canales de riego, creación de huertos y jardines. Construcción de una gran presa de agua y, sobre todo, numerosos edificios de índole sagrada y profana.

Pero en la cúspide de toda civilización se anuncia ya la decadencia. Seis años después de su muerte, una revolución palatina exterminó a toda la familia real. Y el último rey, Nabunaid (555-539 a. de J. C.), hombre piadoso, pereció en el incendio del palacio, que unos traidores habían rendido a Ciro II, el Grande, rey de los persas.

Ciro II, el Grande

Con el fin del reinado de Nabucodonosor, la civilización del país de los dos ríos perdió su grandeza.

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FiN

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