

¿Creía Einstein en Dios?
09/10/2015
Escritor Español Petrusvil
Poeta, escritor, divulgador y analista.
Si está cansado de escritores mentirosos, melifluos o políticamente correctos. Si prefiere la prosa y la poesía con alma, sentimiento y vehemencia, la verdad transparente sin eufemismos ni tergiversaciones, entonces yo soy su pluma.
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De Einstein se silencia maliciosamente su grandeza de alma, su testimonio espiritual, sus postulados de fe, raíz y cumbre de sus increíbles postulados científicos.
Seis frases de Einstein que desmienten su ateísmo o su agnosticismo:
1.- «Los investigadores serios son los únicos hombres profundamente religiosos de nuestra época en conjunto tan materialista».
2.- «Quien está convencido de que los acontecimientos del mundo se rigen por la ley de la causalidad, no puede aceptar en modo alguno la idea de un Ser que interviene en la marcha del mundo, a no ser que no tome realmente en serio la hipótesis de la causalidad»
3.- «Dios es el más fuerte y noble motor de la investigación científica»
4.- «La religiosidad consiste en tener conciencia de que existe lo impenetrable para nosotros, de que hay manifestaciones de la más profunda razón y la más deslumbrante belleza que sólo en sus formas más primitivas son accesibles a nuestra razón»
5.- Einstein era judío no practicante y creía en la existencia de Dios; y le entristeció profundamente el equívoco que produjo en la gente confundir su teoría de la relatividad con el relativismo que advino en los años 20 del s.XX en base a otros equívocos sonados como pasó con Freud y Darwin.
Extracto de Tiempos Modernos de Paul Johnson: «A principios de la década de los veinte comenzó a difundirse, por primera vez en un ámbito popular, la idea de que ya no existían absolutos: de tiempo y espacio, de bien y mal, del saber y, sobre todo, de valor. En un error quizás inevitable, vino a confundirse la relatividad con el relativismo. Nadie se inquietó más que Einstein por esta comprensión errada del público. Lo desconcertaba la publicidad implacable y el error promovidos aparentemente por su propia obra. El 9 de septiembre de 1920 escribió a su colega Max Born: “Como el hombre del cuento de Midas que convertía en oro todo lo que tocaba, en mi caso todo se convierte en escándalo periodístico”.9 Einstein no era judío practicante, pero reconocía la existencia de un Dios. Creía apasionadamente en la existencia de normas absolutas del bien y el mal. Consagró su vida profesional a la búsqueda no sólo de la verdad sino de la certidumbre. Insistía en que el mundo podía dividirse en las esferas subjetiva y objetiva, y en que uno debía formular enunciados precisos acerca de la porción objetiva»
6.- Más aún, deseando que quedara constancia de su pensamiento espiritual, dejó por escrito, con nitidez, un breve testamento:
«El sentimiento religioso guarda estrecha relación con el tenor de vida del investigador serio de la naturaleza, porque este sentimiento no puede significar, en cualquier caso, que las relaciones extraordinarias que el científico contempla son ideadas por él. En un universo incomprensible se revela una Razón Infinita superpuesta. La objeción de moda «soy un ateo» se apoya en un error craso. Quien interprete a través de mis teorías esta objeción, apenas las ha comprendido» (Refiriéndose al absurdo de llegar al relativismo a través de sus postulados científicos confusión que, como ya he comentado, le entristecía profundamente).
Fuentes:
– Tiempos modernos P Johnson Cap. 1 pág. 6
By @vilpetrus
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